Tuesday, March 22, 2022

Temas y personajes (107) en “El espejo enterrado” de Carlos Fuentes: Desde Juan Cordero hasta Hermenegildo Bustos, por Javier J. Jaspe

 En pocas palabras. Javier J. Jaspe

Washington D.C. 

La serie que continuamos hoy ha sido inspirada por un importante libro del renombrado autor mexicano, Carlos Fuentes, fallecido en 2012, considerado por muchos como una obra capital para el conocimiento de la historia y cultura latinoamericanas. Me refiero a El espejo enterrado, con el cual Fuentes aporta su luminosa y aleccionadora visión de los primeros 500 años transcurridos desde el  descubrimiento de América por Cristobal Colón en 1492. Esta obra fue publicada en su primera edición en México en 1998 y la que utilizamos corresponde a la décimacuarta reimpresión (Taurus bolsillo), junio 2005, 590 páginas.

El objetivo de la serie no es realizar un análisis de este libro, sino el de aportar breves textos adicionales encontrados en Internet, sobre temas y personajes mencionados en el mismo, en las páginas que se indican entre paréntesis al lado de cada tema o personaje. Otros temas y personajes podrán agregarse, caso en el cual se mencionará al lado: (jjj). Los textos de Internet se transcriben en itálicas, en español o inglés, según sea el caso, con indicación de su fuente. Este centésimo séptimo artículo se refiere a temas y personajes que van desde Juan Cordero (1822-1884) hasta Hermenegildo Bustos (1832-1907). Veamos:

Juan Cordero (México) (420) – “….Nació en Teziutlán del Carmen, Puebla el 10 de junio de 1822. Fue un pintor mexicano perteneciente a la Escuela Clásica que obtuvo amplio reconocimiento en Roma y Florencia. Fue también el primer pintor decimonónico que abordó en la pintura un tema de historia americana; “Colón ante los Reyes Católicos” y quien hiciera la primera afirmación del muralismo laico, cívico y con sentido social en el siglo XIX.

Fue hijo de padre español, comerciante y de madre mexicana. En su infancia, fue vendedor ambulante, pero al notar sus padres su gran talento para el dibujo lo alentaron a estudiar en la Academia de San Carlos donde tuvo como primer maestro a Miguel Mata quien lo convence de marchar a Roma a formarse. En 1844 ya era un buen dibujante y el 1° de junio viajó a Europa con la meta de ingresar a la Academia de San Lucas en Roma, lugar al que todos los jóvenes artistas, no sólo de México, sino de Europa, deseaban acudir para perfeccionarse. Fue discípulo del maestro italiano Natal de Carta y del catalán Pelegrín Clavé (quien más tarde fuera su rival artístico).

En dicho periodo, conoció al expresidente de México, Anastasio Bustamante, quien se encontraba justamente en Roma, y reconociendo las notables habilidades artísticas de Cordero, lo ayudó en ése mismo año de su llegada a Europa, a que el Gobierno Mexicano lo nombrara Agregado a la Legación Mexicana y más tarde en 1846 la Academia de San Carlos le concedió una pensión destinada a los alumnos más aventajados para apoyarlo en sus estudios.

En el año de 1847, realizó una de sus obras más importantes, El “Retrato de los escultores Tomás Pérez y Felipe Valero”. De ese mismo año, son un par de cuadros que se convertirían en obras representativas del neoclasicismo mexicano: su autorretrato y el de los Hermanos Agea. También realizó obras religiosas como “Anunciación Angélica” en 1849, “El redentor y la mujer adúltera” en 1853 y “Stella Matutina” en 1875.

A los 29 años, regresó a México y buscó ser Director de la sección de Pintura de la Academia de San Carlos, cargo que en ese momento le pertenecía a Pelegrín Clavé (viejo conocido de Cordero), por lo que se le ofreció el cargo de Subdirector, el cual rechazó. Cordero acudió entonces al entonces presidente Antonio López de Santa Anna, quien emitió un decreto para que se le diera el puesto, sin embargo, el Director General de la Academia en ése entonces Don Bernardo Couto no permitió que se atropellaran a las autoridades de San Carlos, negándole el puesto a Cordero.

Entre 1860 y 1867, realizó retratos por encargo en diversos sitios de la República, teniendo una gran acogida sobre todo en la península de Yucatán. En 1874, concluyó el primer mural de carácter laico pintado en la Escuela Nacional Preparatoria de la Ciudad de México (Actual Colegio de San Ildefonso), titulado “Triunfos de la ciencia y el trabajo sobre la envidia y la ignorancia”. Lamentablemente después de su muerte, sus murales fueron borrados para colocar un vitral donde figuraron las nuevas palabras del maestro Justo Sierra: “Amor, Orden y Progreso”.

El retrato fue el género predilecto de Juan Cordero y por el que alcanzó reconocimiento nacional e internacional. Sus composiciones basadas en modelos clásicos condensan los elementos estilísticos que caracterizan la producción del pintor, como es el caso del “Retrato de Francisca Ramírez de Arellano”, perteneciente a la Colección Andrés Blaisten y en el cual se evidencia la armonía, la elegancia y el atildamiento en el vestido de la retratada.

Sus obras de mayor reconocimiento son quizás el “Moisés” pintado en 1850 que fue muy alabado, y su “Colón ante los Reyes Católicos” (Colección Museo Nacional de Arte), que fue pedido de Florencia para ser admirado. Esta última obra ocupó toda la prensa italiana y la prensa mexicana replicó los elogios. Ambas obras se reprodujeron en grabado por toda Italia, y Florencia recibió con honores a su autor cuando fue a visitar y a estudiar las galerías de los Oficios y el Palacio Pitti. Juan Cordero murió el 28 de mayo de 1884 en el pueblo de Popotla, Ciudad de México, no sin antes haber sido admitido en la Congregación de Pintores Virtuosi de Roma.”

(https://museoblaisten.com/Artista/625/Juan-Cordero#:~:text=Juan%20Cordero%2C%201822%2D1884,reconocimiento%20en%20Roma%20y%20Florencia.). También puede verse:

(https://www.youtube.com/watch?v=tUBQrAVtTVs, 3museosNL);

(https://kbsisters.com/journal/juan-cordero-biograf%C3%ADa-4208f8);

(http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020081915/1020081915.PDF, por Salvador Toscano);

(https://www.sutori.com/story/juan-cordero--6iAz2Etu6go541YtFTnz7cWw).

La nueva clase media urbana (419, 420) – “….Durante la primera mitad del siglo XIX la clase media urbana, compuesta por algunos profesionistas, burócratas, artesanos y empleados, era todavia muy reducida.

La industrializacion y el aumento del comercio durante el Porfiriato promovieron el crecimiento de esa insipiente clase media.
Los grandes almacenes demandaban vendedores; los bancos, cajeros y contadores; las fabricas, técnicos especializados. los tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal, requerian del personal para cumplir con sus funciones.
Los gobiernos liberales de la segunda mitad del siglo impulsaron, la educacion pública y así un mayor número de niños y jovenes pudieron estudiar y acceder incluso a la educacion….

Al mismo tiempo que son responsables en buena parte del freno al desarrollo del país, la actitud y actividad de algunos grupos provoca lentos cambios que, en ocasiones, se aceleran (1833-35; 1854-1855; 1868). Por todo ello, el análisis de esta clase social es clave para entender la evolución de la historia española del siglo XIX.
La administración pública no sólo experimentó los cambios de organización y estructura que acompañaron a la implantación del sistema liberal, sino que sus funciones aumentaron de tal manera que el Estado fue asumiendo cada vez más parcelas de servicios. Los empleados públicos, en términos absolutos, se multiplicaron por tres entre 1797 y 1877. El Estado actuaba directamente o a través de las diputaciones y ayuntamientos. En 1860, los empleados civiles del gobierno, en su mayoría distribuidos por las delegaciones provinciales, eran unos 30.000. Otro tanto los empleados de los municipios. La administración provincial, a cargo de las diputaciones que se encontraban en fase de expansión, tenía solamente unos 5.000 funcionarios…..

(https://www.monografias.com/docs/Surgimiento-De-Las-Clases-Medias-Urbanas-P3LGQYUPJDG2Y)....El surgimiento de la clase obrera y la nueva clase media urbana durante el siglo XIX fue un proceso que comenzó tras la Revolución Industrial y la progresiva desaparición de las estructuras del antiguo régimen…. Esto no quiere decir que la sociedad cambiara repentinamente, más bien fue una transformación que tomó varias décadas…. En aquel momento se entendió como clase obrera a los trabajadores que empezaron a ocupar sus puestos en las fábricas. Estas empezaron a sustituir a las labores agrícolas como principal fuente de trabajo.

Por su parte, la clase media urbana era aquella que comenzaba a acceder a una educación superior, teniendo muchos de ellos profesiones liberales…. El concepto “clase social” empieza a utilizarse durante el siglo XIX, ya que lo que había hasta entonces eran divisiones más marcadas por el nacimiento (excepto en el caso del clero) que por el tipo de trabajo y estudios que se tuviera…… Aunque existen varias definiciones, el término “clase social” hace alusión a la división en la sociedad dependiendo del trabajo y de otros factores, como el nivel económico.

Así, los trabajadores de las fábricas fueron llamados “clase obrera”; y los comerciantes, artesanos y la pequeña burguesía industrial, entre otros, fueron llamados “clase media”….

Junto a la clase obrera, otra de las grandes novedades de este siglo es la paulatina aparición de una clase media urbana. Anteriormente, con la clara división del antiguo régimen, solo había podido crearse una alta burguesía compuesta por grandes propietarios con gran poder adquisitivo.

La nueva clase media urbana es el resultado de la creciente importancia de las ciudades en la estructura de los países, sustituyendo a la vida en el campo. Así, los propietarios de tierras empiezan a pasar a un segundo plano.

Igualmente, el acceso a la educación de ciertos sectores sociales en la ciudad contribuye a la aparición de esta clase media.

Se trata de gente que tiene estudios, muchos de ellos avanzados y centrados en profesiones liberales, como abogados, periodistas o médicos. Su nivel de renta, aunque no llegue al de la alta burguesía, es importante, lo que les permite ser influyentes.

De hecho, los movimientos revolucionarios son frecuentemente liderados por ellos, como pasa en parte de Europa o en México….”

(https://www.lifeder.com/surgimiento-clase-obrera-nueva-clase-media-urbana-siglo-xix/,por Joaquín Montaño).

También puede verse:

(http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-16162010000200006, por Marcos Cueva Perus);

(https://nuso.org/articulo/conceptos-e-ideas-sobre-las-clases-medias-peruanas/, por Víctor Arambide Cruz);

http://documents1.worldbank.org/curated/en/566861468300696144/pdf/Economic-mobility-and-the-rise-of-the-Latin-American-middle-class.pdf, por Francisco H. G. Ferreira, Julian Messina, Jamele Rigolini, Luis-Felipe López-Calva, Maria Ana Lugo, y Renos Vakis);

(https://blogs.worldbank.org/es/latinamerica/la-nueva-clase-media-de-america-latina-mas-informacion-mas-poder);

(https://www.jstor.org/stable/20855842?seq=1, por Antonio García);

(http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-76532015000200002, por Jaime Fierro);

(https://www.jstor.org/stable/41408183?seq=1, por Roy Hora y Leandro Losada);(https://www.jstor.org/stable/41408183?seq=1, por Leandro Losada).

El retrato como signo de identidad de la clase media….(420) – ….El retrato pictórico es un género dentro de la pintura, en el que se pretende representar la apariencia visual del sujeto, en particular cuando lo que se retrata es un ser humano, aunque también pueden representarse otros animales. Los retratistas trabajan por encargo, tanto de personas públicas como de particulares, o inspirados por la admiración y el afecto hacia el protagonista. A menudo son documentos de familia o de Estado, así como recuerdos de la persona retratada. Cuando el artista se retrata a sí mismo se trata de un autorretrato.

Históricamente, se ha representado a los ricos y poderosos. Pero con el tiempo, se difundió entre la clase media el encargo de retratos de sus familias y colegas. Aún hoy, persiste la pintura de retrato como encargo de gobiernos, corporaciones, asociaciones o individuos.

Dentro de la jerarquía de los géneros, el retrato tiene una postura ambigua e intermedia; por un lado, representa a una persona hecha a semejanza de Dios, pero por otro lado, al fin y al cabo se trata de glorificar la vanidad de una persona.1

(https://es.wikipedia.org/wiki/Retrato_pict%C3%B3rico).....Durante el siglo XIX, los artistas franceses como Jean Auguste Dominique Ingres y Jacques-Louis David, demostraron ser maestros en este género. También se introdujo el elemento del espejo en los retratos, con el fin de retratar la vista trasera de la persona.

Tras la primera mitad de siglo, los artistas románticos buscaron su inspiración en mujeres hermosas e influyentes. Mientras que pintores como Eugène Delacroix, elaboraban piezas únicas, con una iluminación dramática. Otros como el español Francisco Goya, llegaron a pintar las obras más provocativas y buscadas de aquella época. Entre ellas se encuentra la pintura «La maja desnuda»

Obra donde el pintor español, retrata el cuerpo entero de una mujer muy hermosa. Que se encuentra recostada en un lecho, mirando directamente al espectador.

Lo que provoca la mayor sensualidad de la pintura es que se trataba de una mujer real, que era contemporánea del pintor. No se trataba de un desnudo mitológico. Por esta razón, se convirtió en un cuadro muy solicitado.

Los pintores realistas de este siglo, comenzaron a elaborar retratos que representaban a personas de clase media o baja. Estos realistas dieron paso a los impresionistas en los años 1870. Pintores como Claude Monet (pintor francés, uno de los creadores del impresionismo) y Pierre-Auguste Renoir (pintor francés impresionista), utilizaron de modelos para retratos a sus amistades y hasta familiares.

Sin embargo, en consecuencia al desarrollo de la fotografía, muchos modernistas comenzaron a frecuentar estudios de fotografía para hacer sus retratos.

Al ser una opción más económica y rápida, la fotografía suplantó en gran medida la pintura de retrato. Y, aunque algunos artistas la consideraran como una herramienta enemiga. Artistas realistas como Eakins y Degas, la consideraban como una herramienta útil para realizar sus composiciones…..

(https://evangogh.org/generos-de-pintura/retrato/, por Elizabeth Banegas)….

También puede verse:

(https://arteyalgomas.com/2020/10/02/un-fascinante-viaje-por-el-retrato-pictorico-en-la-historia/);

(https://www.slideshare.net/CHRISTHIAN9/el-retrato-pictorico);

(https://elpais.com/noticias/retrato-pictorico/);

https://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtualdata/tesis/human/Mondo%C3%B1edo_M_P/capitulo_II.pdf, por (Patricia Carolina Murillo);

(https://idus.us.es/bitstream/handle/11441/85894/El%20retrato%20pict%C3%B3rico%2C%20Temas%20de%20est%C3%A9tica%20y%20arte%2C%20n.%2024%2C%202010%2C%20p%C3%A1gs.205-254.pdf?sequence=1&isAllowed=y, por Juan Cordero Ruiz)

(https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000074684_spa);

(https://www.hoyesarte.com/literatura/arte/fortuny-o-el-arte-como-distincion-de-clase_246276/);

(https://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0104-87752006000100003&script=sci_abstract&tlng=es, por Cuarterolo Andrea);

(https://artsandculture.google.com/exhibit/sQKCZ27GyArdIQ?hl=es);

(https://human.libretexts.org/Courses/Saint_Mary's_College_(Notre_Dame_IN)/Aprende_Espanol_con_Libretexts_(Learn_Spanish_with_Libretexts)/Un_vistazo_a_las_artes_plasticas_de_America_Latina);

(http://atlaslatinoamericano.unla.edu.ar/assets/pdf/tomo1/fuentes/51-el-arte-en-america-latina-sxx.pdf, por Fernando Buen Abad)

(https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/3614/CONICET_Digital_Nro.4833_A.pdf?sequence=2&isAllowed=y, por María Issabel Baldasarre);

(https://www.redalyc.org/pdf/384/38402307.pdf, por Alejandra Osorio Olave);

(https://jpgenrgb.files.wordpress.com/2017/01/kossoy-la-fotografia-en-latinoamerica-en-el-siglo-xix-1998.pdf, por Boris Kossoy) 

Prilidiano Pueyrredon (Argentina) (420) – “….Nació un 28 de enero de 1823, cuando los agitados tiempos de revolución aún hacían sonar su eco. Y vaya si su padre tuvo que ver con aquel fervor político: el General Juan Martín de Pueyrredón fue, acaso, el primer Director Supremo de la Provincias Unidas del Río de La Plata. El mismo que, junto a María Calixta Telechea, diera vida a quien habría de cambiar la empuñadura de un arma por el grácil trazo de un pincel. Su nombre fue Prilidiano; y su obra, puro talento nacional.

Dibujando un destino

Priliadiano Pueyrredón, hijo único del General, repartió su infancia entre la céntrica vivienda de la calle Piedad y los pagos de “Bosque Alegre”, chacra familiar situada en San Isidro (actual sede del Museo Pueyrredón). Aunque pasados los 10 años de edad, sería el turno de cruzar el Atlántico: los viajes a Europa colmaron su vida y su pensamiento. Fue en suelo parisino donde realizó sus estudios de arquitectura; aunque, entre plano y plano, la pintura comenzaba a ganar terreno. Amante del dibujo, Prilidiano andaba como perro con dos colas en el viejo continente, allí donde se topaba con los grandes del Renacimiento y sus alabadas obras. Y tal fue el frenesí, que aquella excursión Europea duró nada menos que 14 años. El año 1849 marcaría un regreso por demás breve: su estadía nacional duró apenas dos años. Aunque, como dice el refrán, lo bueno si breve, dos veces bueno. Y así lo fue para el gran Prilidiano.

El trampolín

Fue en un pequeño cuarto situado por encimas de las caballerizas, allí en “Bosque Alegre”, donde nuestro protagonista consumó sus anhelos de pintor. En ese rincón dio vida a la mayoría de sus obras, aquellas que concibió antes de radicarse nuevamente en Europa; más precisamente, en la española ciudad de Cádiz. Aunque Prilidiano no iría a marcharse sin dejar su mojón en la escena artística nacional. Amigo de Manuela de Rosas (hija del Gobernador Juan Manuel) desde que eran gurrumines¿qué otro iría a ser capaz de retratarla mejor que él mismo? Luciendo un vestido color rojo, el del gobierno federal, Manuelita poso ante el artista para que sus manos la retrataran en una escena con musa europea: Prilidiano se inspiró en el retrato que el pintor español José Madrazo le había realizado a la Reina de su país natal. Y ese sería sólo el comienzo, aquel con el que Pueyrredón forjaría su camino de retratista con mayúsculas.

De la ciudad al campo

¿Qué si fue el más grande retratista en la historia del arte argentino? Junto con Carlos Enrique Pellegrini, sin dudas que ha sabido ganarse dicho mote. La expresión manifiesta en los protagonistas de sus retratos, así como el aspecto de la piel, es aquello que ha marcado la diferencia y distinguido su calidad. Así fue como, ya de regreso en nuestro país, Prilidiano se dedicó a pintar a los más destacados personajes de la aristocracia porteña -por cierto, aquella a la que él mismo pertenecía-. ¿Quiénes desfilaron ante su atril? Don Miguel de Azcuénaga, Julia Sagasta de Quirno y hasta doña Isadora Peralta Ramos junto a su hijo Jorge, entre otros. ¡Eso sí que era nivel! Y en menuda fortuna habrían de valuarse tales obras con el correr de los años. Sin embargo, el talento de Prilidiano no se reduciría a inmortalizar la impronta de la “gente bien”; sino que atravesaría los umbrales de la urbe y sus suntuosas residencias. La verde pampa comenzaba entonces a ocupar su lente y precalentar su muñeca. Fue el turno de los caminos agrestes, los campos de ombúes, los atardeceres campestres, las carretas y los animales. Así es, los paisajes rurales fueron su nueva conquista; y su acervo de obras, aquel que reflejara las costumbres y tradiciones campestres, el mejor legado iconográfico del ya lejano siglo XIX.

¿Dónde radicaba la grandiosidad de aquellos retratados instantes? Una vez, más en el pincel fino. Aquel que no sólo reproducía detalles de tal o cual vestimenta; sino que reflejaba conductas y ambientes que trascendían toda superficie de lienzo o madera. Pueyrredón buscaba transmitir el realismo de una escena común y corriente, cotidiana. Y sí que lo consiguió. Sin ir más lejos, gauchos y bueyes pasaron por el trazo de este gran artista durante su parada en medio del camino. Aquella que ofrecía descanso y buena bebida antes de seguir la marcha. ¿Dónde? Durante Un alto en la pulpería. ¿En qué otra obra sino?....”

(https://pulperiaquilapan.com/prilidiano-pueyrredon-el-caballero-del-retrato/, Pregonera, Rocío Areal).

También puede verse:

(http://www.cvaa.com.ar/03biografias/pueyrredon.php);

(http://www.cvaa.com.ar/00sigloxix/03_01_goulou.php);

(http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=pueyrredon-prilidiano, por Beatriz Alegre);

(https://picturingtheamericas.org/painting/el-rodeo/?lang=es);

(https://www.bellasartes.gob.ar/coleccion/obra/3188/);

(https://www.encyclopedia.com/humanities/encyclopedias-almanacs-transcripts-and-maps/pueyrredon-prilidiano-1823-1870);

(https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/7370/Prilidiano);

(https://www.todo-argentina.net/biografias/Personajes/prilidiano_pueyrredon.htm).

 

Hermenegildo Bustos (Guanajuato) (420) – “….José Hermenegildo de la Luz Bustos nació el 13 de abril de 1832 en Purísima del Rincón, Guanajuato, México. Fue un pintor autodenominado aficionado que se especializó en el género del retrato. Su calidad técnica fue tal, que en su ensayo “Descubrimiento de un pintor americano”, Walter Pach comparó la intensidad expresiva de los retratos de Hermenegildo Bustos con los producidos en Egipto durante el dominio del Imperio Romano, conocidos como los retratos funerarios de El Fayum, pintados a la encáustica sobre tabla entre los siglos I y V después de Cristo.

Se afirma que en sus primeros años estudió con un pintor de apellido Herrera, aunque no hay pruebas que lo testifiquen, por lo tanto se considera que fue un artista de formación autodidacta que no estuvo exento de una determinada cultura visual. A los dieciocho años, con una marcada influencia del retrato colonial, pintó al presbítero Vicente Arriaga y también en esta época se definió técnicamente las características físicas de su obra al elegir soportes de tela o madera con un formato rectangular. En 1852 pintó el retrato de su padre José María Bustos y dos años más tarde realizó los retratos de dos sacerdotes en los cuales, se comenzaron a perfilar las características peculiares de su estilo realista.

En 1858, en el traslado del gobierno mexicano errante de Guanajuato a Guadalajara, el presidente Benito Juárez se detuvo en Purísima del Rincón y se dice que durante su estancia, Bustos le realizó un retrato a lápiz al presidente, el cual, a la muerte del artista fue destruido. Ése mismo año, inició la ejecución de ex-votos donde, el énfasis recae en la caracterización de personajes al presentar con precisión los rasgos individuales de sus rostros. También fue en este año cuando comenzó a interesarse en los cometas, fenómenos naturales a los que les dedicó varias representaciones y años de estudios, así lo evidencian los apuntes que hizo en las mismas pinturas.

Para 1860, el sentido tradicional de su producción retratística practicado en la década anterior, evolucionó hacia un modo de expresión más realista y comenzó a escribir en el reverso de las obras su firma y los datos que identifican a los modelos. En 1861 realizó el espléndido retrato titulado Señora con mantón y en 1862, ejecutó el retrato de Juan Nepomuceno Gutiérrez Valdivia, hecho de importancia ya que existen tres copias más.

Una vez que dominó el retrato individual, en 1863, Bustos emprendió la representación de grupos familiares, así pintó el retrato de Isidoro González Valdivia y Romualda González de Valdivia y al año siguiente el de la familia Lozano, a los cuales les siguieron varios más. En ésa época, en la cual también siguió pintando ex-votos, realizó además decoraciones en biombos-retablos y ya en 1870, siguió la pauta de la iconografía religiosa tradicional y pintó un cuadro dedicado a San José y el Niño, obra que dedicó a su esposa Joaquina Ríos.

Al pasar los años, Bustos fue atraído hacia otro género de la pintura, el de la naturaleza muerta, ejecutó su primer Bodegón con frutas en 1874 y tres años más tarde, pintó el segundo, este par de extraordinarios cuadros fueron conservados por Bustos hasta el día de su muerte. Indudablemente, estas obras tuvieron para él un significado especial, pues aunque entre su clientela debieron abundar las peticiones para adquirirlas, el pintor nunca quiso desprenderse de ellas.

Durante 1877, Bustos se ganó la vida ejerciendo diversos oficios como el de nevero, carpintero, sacristán y jornalero, a la par de su actividad como pintor. En 1879 realizó el retrato Niña María Morillo, considerado como el primero de cuerpo entero. Los retratos realizados en esta década y la siguiente, destacaron por la plenitud de una representación más apegada al realismo. El rostro del modelo se circunscribe en un óvalo, formato común empleado en los camafeos y daguerrotipos.

Se interesó nuevamente por los sucesos físicos y en 1886 pintó de manera descriptiva un fenómeno solar. Durante todo este tiempo, siguió pintando retratos y en 1891 realizó un autorretrato vestido de militar. Mediante la tradición oral, se supo que el artista gustaba de confeccionar sus propios trajes, así como de crear las máscaras y atuendos empleados en las ceremonias religiosas en su pueblo. Como es evidente, al largo de su vida Hermenegildo Bustos tuvo interés en diversos temas y es así como en 1894, en el borde de las hojas de su obra Calendario de Galván, anotó los hechos cotidianos y sobresalientes de su localidad. También realizó un conteo de los montes de la recolección de la escarcha que luego utilizó para la fabricación en su oficio de nevero.

Desde 1892 hasta 1905, Hermenegildo Bustos retrató a innumerables personas de su localidad, de diferentes edades, oficios y círculos sociales, a la vez que realizó trabajos y restauraciones para la parroquia de la Purísima, su lugar de nacimiento y muerte, ocurrida el día 28 de junio de 1907…..”

(https://museoblaisten.com/Artista/76/Hermenegildo-Bustos). También puede verse:

(https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/bustos_hermenegildo.htm, por Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004));

Xxxx

(https://ar.pinterest.com/pin/492018328024216974/);

(https://www.pinterest.com/pin/492018328024216947/);

(https://www.pinterest.com.mx/delpozo_alejand/hermenegildo-bustos/);

(https://www.jornada.com.mx/2005/01/23/sem-tibol.html, por Raquel Tibol)

(https://www.latimes.com/archives/la-xpm-1991-12-15-ca-939-story.html, by Christopher Knight);

(http://www.elem.mx/obra/datos/227231).

 

Apéndice

El nuevo Estado Nacional (420) –

Estado y Educación en América Latina a partir de su independencia (siglos XIX y XX), por Gabriela Ossenbach Sauter

EN: https://rieoei.org/historico/oeivirt/rie01a04.htm

“…..El modelo de Estado que surge en Iberoamérica tras el acceso a la independencia, asume pronto las competencias educativas, en detrimento de la Iglesia. Desde esta plataforma, la sociedad se seculariza, se afirma el concepto de nación y aparece una clase media que encuentra en la educación un factor de ascenso social. Al mismo tiempo, aunque indirectamente, también contribuye al progreso económico, a medida que se inician los procesos de industrialización y diversificación productiva. Sin embargo, según la autora, en el momento presente la educación pública sufre un progresivo deterioro como consecuencia de la crisis económica. Esta circunstancia genera problemas de integración política y social, retroceso de las clases medias y falta de cualificación de la fuerza de trabajo, que lastra las posibilidades de desarrollo económico…..

A partir de 1850 aproximadamente empieza a percibirse en Hispanoamérica una paulatina reabsorción de las contradicciones desencadenadas a partir de la Independencia. Es, como señala M. Carmagnani, "la fase inicial de la hegemonía oligárquica, es decir, de una clase cuyos orígenes son coloniales, que basa su poder en el control de los factores productivos y que utiliza directamente el poder político para aumentar su dominación sobre las restantes capas sociales". Ya hacia 1880 estos grupos dominantes han consolidado su posición apoyados por los beneficios del comercio exterior y por la fuerza que han adquirido las inversiones extranjeras, inglesas sobre todo.

Después de la Independencia en la mayoría de los países iberoamericanos el nuevo poder político nació casi exclusivamente del poder militar. La primera mitad del siglo XIX fue un período de gran inestabilidad y de desintegración social, geográfica y política. La lucha por la estabilidad fue por todas partes una lucha entre intereses locales, muchos de ellos viejos intereses coloniales que lograron imponerse a través del mismo movimiento de Independencia. Para la consolidación de los Estados nacionales la mayoría de los países latinoamericanos debió esperar a que en su seno se desarrollaran y fortalecieran grupos de intereses lo suficientemente amplios, complejos y emprendedores como para que se convirtieran en factores de unificación nacional e impusieran esos intereses a los demás grupos sociales; en otros términos, era indispensable que en cada ámbito nacional el desarrollo económico procurara las condiciones para la formación de los sistemas nacionales de clases, por lo menos lo bastante como para dar sustento real a un verdadero sistema político nacional. Este proceso se llevó a cabo mediante luchas que fueron delineando los mercados nacionales, así como los límites territoriales donde se afirmó la legitimidad del nuevo orden político. En este sentido, la organización de una administración y de un ejército nacional, no local o caudillesco, fue decisiva para estructurar el aparato estatal y permitir la transformación de un poder de facto en una dominación de jure. El fundamento económico de tal proceso, ya que el componente idealista y nacionalista de la Independencia se había mostrado insuficiente para el logro de la estabilidad, fue constituido por las oportunidades ofrecidas por el mercado internacional, que dio pie a alianzas de intereses en torno a la producción y circulación de mercancias para la exportación. Estas oportunidades, sin embargo, no coincidieron temporalmente en todos los países, debido a que el interés por los diversos recursos naturales americanos no fue simultáneo en los países importadores europeos.

América Latina permaneció anclada en la exportación de sus productos agrarios y mineros y en la importación de productos industriales europeos, con balanza comercial favorable, pero con unas constantes necesidades de capital para mejorar la explotación, transporte y comercialización de sus productos (bancos, ferrocarriles, puertos, innovaciones técnicas, etc.). Todas estas innovaciones no se introdujeron por medio de una autofinanciación de los grupos económicos nacionales, sino prioritariamente por la inversión directa de capitales extranjeros o mediante empréstitos contratados por el Estado. Los capitales nacionales se dirigieron más a la adquisición de tierra y propiedades urbanas, mientras que la importación de objetos de consumo europeos no favoreció la creación de industrias autóctonas. Por el contrario, las élites nacionales adoptaron hábitos de consumo y formas de vida urbana europeas, que pudieron ser financiadas por la bonanza de las exportaciones. La coyuntura económica es excepcionalmente favorable para los grupos hegemónicos vinculados a la exportación durante el último cuarto del pasado siglo.

Hacia mediados del siglo XIX el Estado nacional fue considerado por los sectores dominantes como la única institución capaz de movilizar recursos y crear condiciones para superar el desorden y el retraso imperantes. Esta prioridad atribuida a la creación del Estado obligaba, por una parte, a la mencionada constitución de ejércitos nacionales frente a la influencia de los caudillos locales, así como a la consolidación de los límites territoriales y, por otra parte, a la exclusión de las masas populares de las decisiones políticas. El instrumento jurídico encargado de dar una configuración a esta organización que se perseguía fue la Constitución. La lucha de intereses y la indefinición en la formación de los grupos hegemónicos produjo una verdadera avalancha de Constituciones que debían conseguir el ansiado equilibrio. Además, se llevó a cabo un gran esfuerzo de codificación en todos los países latinoamericanos, que se tradujo en nuevos códigos civiles, penales, comerciales, mineros, etcétera, que representan una innovación substancial, ya que tras la independencia había continuado estando en vigor el sistema jurídico de las potencia colonizadoras.

El modelo de Estado que se organiza en América Latina, por los fenómenos que hemos señalado y a diferencia del Estado liberal-nacional europeo, se define como "Estado oligárquico", es decir, como una forma de organización en la cual la sociedad política en este período no transcurrió por los cauces auténticos de la democracia y se caracterizó más bien por una muy limitada representatividad política y una reducida base social de apoyo. El Estado oligárquico fue posible gracias a la interdependencia entre los propietarios de la tierra y la acción de la burguesía urbana, que mantenía contactos con el mundo exterior y buscó las posibilidades para la expansión del comercio internacional. El grupo urbano se fue consolidando y fue creando, mediante la integración con los grupos rurales (muchas veces absentistas de sus posesiones), las condiciones para la estructuración de un efectivo sistema de poder. Las fuentes de este poder económico de la oligarquía, sin embargo, se basaron en la producción y exportación de productos primarios, es decir, se trataba de fuentes rurales de poder. No obstante, el campesinado fue el elemento social que se mantuvo más al margen de la idea nacional y fue la ciudad la que se erigió en centro y base del Estado nacional.

Este tipo de Estado pudo fortalecerse porque consiguió un poder de arbitraje frente a las distintas facciones de la oligarquía, mediante un régimen marcadamente presidencialista. La competencia política tenía más bien la característica de reflejar la lucha fraccional de los diversos grupos oligárquicos. Al acuerdo entre estos grupos contribuiría la neutralización de los conflictos que habían surgido entre la Iglesia y el Estado en las primeras décadas del período independiente. No obstante, este Estado se erigía sobre hondos desajustes en la estructura interna de los países latinoamericanos, por el escaso desarrollo de los mercados nacionales y por la pervivencia y extensión del latifundio como base de la producción. La ausencia de un proceso de formación de mercados nacionales contribuyó a que el latifundio ocupara el centro de la vida económica, y facilitó, por consiguiente, la concentración de los beneficios originados por la expansión productiva en las manos de las clase propietaria de las grandes unidades productivas. El Estado oligárquico era más fácilmente compatible con el modelo económico dependiente que un modelo de mercados nacionales y desarrollo interno, que hubiese exigido una democratización más profunda.

Después del largo período de inestabilidad que siguió a la Independencia, a finales del siglo el Estado oligárquico, que así se consolidaba centró su atención y sus recursos en el objetivo de "orden", siendo el objetivo del "progreso" su natural corolario. Por ello, y a pesar de la reducida base social de participación y apoyo político, los grupos oligárquicos emprendieron medidas sociales modernizadoras, entre las que se cuenta el desarrollo y fomento de los sistemas de instrucción pública nacionales…..”

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