En pocas palabras. Javier J. Jaspe
Washington D.C.
La serie que continuamos hoy ha sido inspirada por un importante libro del renombrado autor mexicano, Carlos Fuentes, fallecido en 2012, considerado por muchos como una obra capital para el conocimiento de la historia y cultura latinoamericanas. Me refiero a El espejo enterrado, con el cual Fuentes aporta su luminosa y aleccionadora visión de los primeros 500 años transcurridos desde el descubrimiento de América por Cristobal Colón en 1492. Esta obra fue publicada en su primera edición en México en 1998 y la que utilizamos corresponde a la décimacuarta reimpresión (Taurus bolsillo), junio 2005, 590 páginas.
El objetivo de la serie no es realizar un análisis
de este libro, sino el de aportar breves textos adicionales encontrados en
Intenet, sobre temas y personajes mencionados en el mismo, en las páginas que se
indican entre paréntesis al lado de cada tema o personaje. Otros temas y
personajes podrán agregarse, caso en el cual se mencionará al lado: (jjj). Los
textos de Internet se transcriben en itálicas, en español o inglés, según sea
el caso, con indicación de su fuente. Este septuagésimo cuarto artículo se
refiere a temas y personajes que van desde Carlos III (1716 - 1788) hasta el Conde de Aranda (1718 – 1798).
Veamos: .
Carlos III (313, 314, 316, 323, 324,
338, 340)
– “....Primogénito del matrimonio formado por Felipe V de Borbón, primer
monarca de esta dinastía que ocupó el trono español, y de su segunda
esposa, Isabel
Farnesio, Carlos III nació el 20 de enero de 1716 en Madrid, en el antiguo
alcázar de los Austrias...Datos sobre la vida de Carlos III de España….1716 Nace
Carlos III de Borbón y Farnesio en Madrid. 1731 Recibe el título de
duque de Parma, Pías encía y Guastalla. 1738 Es investido como
Carlos VII, rey de Nápoles. Boda por poderes con María Amalia de Sajonia. 1759 Es
coronado rey de España, como Carlos III. 1760 Fallece su esposa, la
reina Amalia. 1788 Muere en Madrid. Le sucede en el trono su hijo
Carlos IV, príncipe de Asturias. …Durante su reinado España pudo mostrar por
última vez, su poderío. No sólo por la vasta extensión de sus posesiones sino
por el tono cultural y europeo que el monarca imprimió a sus iniciativas de
renovación y, en general, a todos los actos de Estado. Las casi tres décadas de
gobierno del rey Carlos III están consideradas por la mayoría de historiadores
y estudiosos del siglo XVIII español como un paréntesis abierto en medio del
proceso de decadencia de la monarquía; y buena prueba de ello fue el rápido
declinar de tanta prosperidad en cuanto la muerte lo alejó del trono. A pesar
de sus errores, fue el perfecto representante del déspota benévolo, y, como
monarca ilustrado y preclaro, comparable a sus gloriosos contemporáneos
Federico el Grande y José II. Como este último, también, fue sin duda un
doctrinario que, influido por los enciclopedista franceses y sin un
conocimiento profundo de la idiosincracia de su país, quiso implantar en varias
ocasiones reformas, pero ajenas y difíciles de arraigar en las circunstancias
españolas. Sin embargo, es preciso admitir que, en muchos sentidos, Carlos III
fue el prototipo de numerosos liberales españoles que vivirían en los dos
siglos posteriores…. Uno de sus primeros actos fue tomar parte en la guerra de
los Siete Años como aliado de Luis X. Éste fue un error, pues Inglaterra,
gobernada por Pitt, no era ni mucho menos un contrincante fácil, y España se
vio inmersa en sucesivos desastres, tanto en América como en Filipinas,
debiendo ceder al final, por el Tratado de París de 1763, Florida a los
ingleses. Asimismo, su reorganización administrativa de la América hispana
debilitó los lazos que la unían a la península y, como consecuencia del aumento
del número de virreinatos, las poblaciones comenzaron a actuar unitariamente
por su independencia. Si bien Carlos III murió antes de que estallara la
tormenta, él fue quien sembró el germen de los movimientos de liberación.
También se le ha criticado la no recuperación de Gibraltar. Es posible que en
1783 tuviera la ocasión de obtener su devolución, pero para ello habría tenido
que ceder en cambio importantes colonias en América. Si algo puede
criticársele, fue el haber dado demasiada supremacía a la corona, que, al
acaparar todos los poderes, se convirtió, por consiguiente, en la responsable
también de todos los fracasos. Carlos III murió el 14 de diciembre de 1788,
afectado hondamente por el fallecimiento, ocurrido dos semanas antes, de su
hijo predilecto, el infante Gabriel. Su sucesor, su hijo Carlos IV, llevaría el
trono de España a la ruina.... (https://historiaespana.es/biografia/carlos-iii-espana).... Entre los aspectos
más duraderos de su herencia quizá haya que destacar el avance hacia la
configuración de España como nación, a la que dotó de algunos símbolos de
identidad (como el himno y la bandera) e incluso de una capital digna de tal
nombre, pues se esforzó por modernizar Madrid (con la construcción de paseos y
trabajos de saneamiento e iluminación pública) y engrandecerla con monumentos
(de su época datan la Puerta de Alcalá, el Museo del Prado -concebido como
Museo de Ciencias- o la inauguración del Jardín Botánico) y con edificios
representativos destinados a albergar los servicios de la creciente
Administración pública. El impulso a los transportes y comunicaciones
interiores (con la organización del Correo como servicio público y la
construcción de una red radial de carreteras que cubrían todo el territorio
español convergiendo sobre la capital) ha sido, sin duda, otro factor político
que ha actuado en el mismo sentido, acrecentando la cohesión de las diversas
regiones españolas…..” (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/carlos_iii.htm#:~:text=de%20Carlos%20III-,Carlos%20III,padre%20en%20el%20Trono%20espa%C3%B1ol.). También puede
verse:
(https://www.historiadelnuevomundo.com/biografia-carlos-iii/); (https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/5480/Carlos%20III);
(https://historia-biografia.com/carlos-iii-de-espana/, por Leydy
Montoya);
(https://personal.us.es/alporu/historia/carlos_iii.htm);
(http://dbe.rah.es/biografias/10734/carlos-iii).
Siglo XVIII, siglo de las luces (312) – “…Se denomina "Siglo de las luces" al siglo XVIII, por prevalecer una mentalidad que hace de la ciencia y la razón verdades incuestionables que permiten el progreso de la humanidad. Desde principio s de siglo se dibujó una profunda crisis espiritual, cuyo centro fue la negación o la crítica de la iglesia católica y las monarquías absolutas. Esta lucha fue desarrollándose a lo largo de la centuria, hasta desembocar en un formidable estallido revolucionario mundial. La revolución, en efecto, se inicia en Estados unidos y despues se extendió a Francia y a toda Europa. Finalmente incendio el continente hispanoamericano dando lugar a la indepencia de las antiguas colonias españolas durante el primer tercio del siglo XIX. La Ilustración y el Enciclopedismo son ejemplos de movimientos intelectuales que promueven estas ideas. Más que un conjunto de ideas fijas, la Ilustración implicaba una actitud, un método de pensamiento. De acuerdo con el filósofo Immanuel Kant, el lema de la época debía ser "atreverse a conocer". Muchos defensores de la Ilustración no fueron filósofos según la acepción convencional y, en un intento de orientar la opinión pública a su favor, imprimieron panfletos, folletos anónimos y crearon gran número de periódicos y diarios. Los precursores de la Ilustración pueden remontarse al siglo XVII e incluso antes. Abarcan las aportaciones de grandes racionalistas como René Descartes y Baruch Spinoza, los filósofos políticos Thomas Hobbes y John Locke y algunos pensadores escépticos galos de la categoría de Pierre Bayle o Jean Antoine Condorcet A finales del siglo XVIII, en Francia, surgieron algunos cambios en el pensamiento de la Ilustración. Bajo la influencia de Rousseau, el sentimiento y la emoción llegaron a ser tan respetables como la razón. En la década de 1770 los escritores ensancharon su campo de crítica para englobar materias políticas y económicas. De mayor importancia en este aspecto fue la experiencia de la guerra de la Independencia estadounidense (en las colonias británicas). A los ojos de los europeos, la Declaración de Independencia y la guerra revolucionaria anunciaron que, por primera vez, algunas personas iban más allá de la mera discusión de ideas ilustradas y las estaban aplicando. El Siglo de las Luces concluyó con la Revolución Francesa de 1789, aunque es incuestionable que la Ilustración dejó una herencia perdurable en los siglos XIX y XX. Marcó un paso clave en el declinar de la Iglesia y en el crecimiento del secularismo actual. Sirvió como modelo para el liberalismo político y económico y para la reforma humanitaria a través del mundo occidental del siglo XIX. Fue el momento decisivo para la creencia en la posibilidad y la necesidad de progreso que pervivió, de una forma moderada, en el siglo XX. La Ilustración no se limitó a Francia, sino que se extendió por todo el mundo. En Alemania tuvo especial importancia, y allí recibió el nombre de Aufklärung. Alemania tuvo como principal representante a Cristian Wolff (m. 1754) deísta moderado. Como manifestaciones políticas de la Ilustración podemos citar: El despostismo Ilustrado, el parlamentarismo inglés y el Reformismo borbónico….. (http://www.todacultura.com/movimientosartisticos/siglo_delas_luces.htm).... no podemos olvidar que el siglo XVIII es, ante todo, un siglo de contrastes vertiginosos, los grandes hombre ilustrados desencadenan una ola de revoluciones y sangre plena de cabezas cortadas y muertes patibularias que, por otro lado, es el producto de imbuir ideales, aspiraciones y derechos en las mentes de pueblos adormecidos durante siglos por el servilismo, la mansedumbre y la resignación ante monarquías absolutistas y poderosos dominantes. Claro está que estoy hablando de la Revolución francesa (1789), No ha habido un movimiento más importante y cruel a la vez, que sacuda con tanta fuerza la rebeldía que ha de tener un pueblo ante la opresión- Sus lemas de “libertad, igualdad y fraternidad “, son inmortales. Francia, con sus grandes hombres “ilustrados”, es y será siempre nuestra guía. Morigerados y serenados los aspectos mas terribles de aquella Revolución, hemos de admitir sin reservas, que la Causa dio a los pueblos el instrumento para avanzar en libertades y derechos. Espero y deseo que no lo olvidemos nunca. Magnífico prefacio de Jean Barbey en la obra de Stephane Mouré, «L’ennemi au siècle des Lumières«...” (https://www.narrativahistorica.es/el-siglo-xviii-siglo-de-las-luces-y-la-ilustracion/, por Narrativa Histórica). También puede verse: (https://www.historiando.org/siglo-de-las-luces/); (https://redhistoria.com/la-ilustracion-era-dorada-de-la-filosofia/, por Víctor Munoz Fernández); (https://profeenhistoria.com/ilustracion/, por Mauricio Vargas).
Retrato de Jovellanos por Goya (313, 314) – “….Pintado hacia 1798 y firmado en la carta que el personaje lleva en la mano, culmina el retrato intelectual goyesco, simbólico y amistoso, digno y elegante, refinado y sincero. La espléndida efigie del escritor, político y jurista, cuyas ideas tanto influyeron en Goya, resuelta merced a una sutilísima gama cromática, revela una profunda preocupación y describe la hondura psicológica con que el genial artista sabía presentar a sus modelos. Margarita Moreno de las Heras hace un extenso comentario de este cuadro, que resulta indispensable reproducir íntegramente: «Este retrato del pensador más completo y profundo de la Ilustración española fue realizado por Goya en 1798, al poco tiempo de ser nombrado Jovellanos ministro de Gracia y Justicia. La carta de Goya a Zapater del mes de marzo de ese año prueba su traslado a Aranjuez para posiblemente retratar al político, además de la amistad que el político ilustrado le prodigaba».Cuando Goya dejó de ser para la mayoría de los historiadores y críticos el pintor ignorante, aunque con una gran intuición, se buscó el tutelaje de Jovellanos para explicar el contenido ideológico de su obra. Helman ha señalado la influencia de este gran pensador tanto en sus ideas como en la admiración por Velázquez, que traza desde el cartón El resguardo del tabaco, y analiza minuciosamente en Los caprichos. En las copias que realizó de la obra de Velázquez, en dibujos y estampas, nos queda constancia de su empeño por aprender del gran maestro sevillano. Por su parte, Jovellanos, como ha señalado Glendinning, alabó de forma extrema la capacidad imaginativa de Goya y su entendimiento enormemente perceptivo de la obra de Velázquez, aunque no está claro que reconociera del todo su originalidad. Jovellanos fue además protector, mecenas y modesto coleccionista de sus obras, y quien tomó la decisión de que Goya decorase con sus pinturas San Antonio de la Florida. Nordström relacionó la composición de esta obra con el Capricho 13, y sus dibujos preparatorios. En ambas obras tanto Goya como Jovellanos se apoyan en una mesa sobre la que hay plumas y papel. En la estampa, la lechuza, símbolo de Minerva, ofrece la pluma al artista; en la pintura, la estatuilla de la misma diosa parece mirarlo y extenderle la mano. La postura abandonada del político, como la de Goya, según Nordström, es símbolo de una profunda melancolía. Incluir a Minerva, diosa de la sabiduría y protectora de las artes, en el retrato de Jovellanos, así como mostrar su carácter melancólico, concuerda con la imagen del político en los poemas de esos mismos años de Meléndez Valdés y de Quintana. Glendinning, tomando referencias contemporáneas, señala que la personalidad de Jovellanos producía distintas reacciones; había cierta distancia e independencia en su carácter y quizás era reacio al sentimiento espontáneo. La identificación del escudo en el que se apoya Minerva con el del Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía, cuyo promotor y fundador fue el propio Jovellanos, según González Santos, es lo que reporta la nota ilustrada al conjunto iconográfico. En lo concerniente al talante del retratado, cuyo análisis ha suscitado controversias, se basa en algo que a veces es propio del alma asturiana, poco dada a exteriorizar sus vivencias interiores. Juan J. Luna.” (https://www.almendron.com/artehistoria/arte/pintura/goya-realidad-e-imagen/retrato-de-gaspar-melchor-de-jovellanos/, por Juan J. Luna). También puede verse:
(https://arte.laguia2000.com/pintura/retrato-de-jovellanos-goya, publicado por Laura
Prieto Fernández); (https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/gaspar-melchor-de-jovellanos/e986896f-2db4-42b5-a318-5be5ac6305ce); (http://www.museobbaa.com/obra/retrato-de-jovellanos-en-el-arenal-de-san-lorenzo/).
Marqués de Squillace (314, 315) – “….Marqués de Esquilache, político (1699-1785). Leopoldo de Gregorio, Marqués de Vallesantoro y de Squillace. Político español de origen italiano, nació en Sicilia el 23-XII-1699 y murió probablemente en Venecia el 15-X-1785. De familia muy humilde, por su talento y probidad logró subir a los más altos puestos, y cuando Carlos III era rey de Nápoles estuvo a su servicio como ministro de Hacienda; al venir a España el monarca le acompañó Squillace, desempeñando aquí igual cargo que en Italia (1759). Sus medidas, aunque acertadas, fueron muy mal recibidas por la opinión, en parte por lo rigurosas y en parte también por el odio a la esposa del ministro, a la que se acusaba de vender los empleos públicos. Esto no obstante, el italiano seguía gozando del favor absoluto del monarca, hasta el punto que circulaban sátiras en verso en las que se pintaba al rey como un hombre sin voluntad y supeditado por completo a la de su ministro. Este continuaba dando pruebas de celo y actividad incansable en el despacho de los negocios, y sus enemigos, con ser tantos y tan poderosos, no pudieron echarle en cara la más pequeña inmoralidad administrativa.
La mayor parte de las reformas adoptadas en los primeros
años de reinado de Carlos III se deben a
Squillace, que poco después de su llegada a España unió a la cartera de
Hacienda la de Guerra y más tarde la de Gracia y Justicia. Entre sus
principales disposiciones, o por lo menos llevadas a cabo durante su gobierno,
figuran: la fundación de los montepíos para viudas y huérfanos de militares; la
creación del Colegio de artillería; las ordenanzas para el reemplazo del
Ejército; la reglamentación del despacho con Roma; los derechos sobre la libre
circulación de los granos, completados con la adquisición de trigos en Sicilia
para aminorar el encarecimiento del pan; la creación de la renta de Loterías,
cuyos productos debían dedicarse a la beneficencia pública; la construcción de
edificios de Correos y Aduanas, posteriormente ministerios de la Gobernación y
de Hacienda, respectivamente y la iglesia de San Francisco el Grande.
Hasta aquí todo fue bien, pero cuando Squillace quiso poner
mano sobre las costumbres comenzó a verse sañudamente combatido y se lanzaron
contra él las más deshonrosas acusaciones, difundidas por libelos y que al fin
tomaron forma concreta elevándose una representación al rey, que Squillace no
dejó llegar a sus manos, en la que se afirmaba que su ministro había acumulado
los más pingües cargos en individuos de su familia; que enviaba a su país
grandes cantidades ganadas no se sabe como; que los empleos públicos no eran
para los más aptos sino para los que los pagaban mejor, etc.
Además, y esto se decía en el terreno particular, se
acusaba a Squillace de marido complaciente y esta cualidad se quería ver la
razón principal de su privanza para con el rey. Por otra parte, el clero
también le había declarado la guerra, y es lo cierto, que con fundamento o sin
él, Squillace había llegado a hacerse odioso al pueblo. La indignación contra
el italiano llegó a su límite cuando publicó, el 10-III-1766, una disposición
prohibiendo el uso del sombrero redondo y de la capa larga.
El populacho quiso matar al ministro —Motín de Esquilache—, y este tuvo que
esconderse para salvar la vida. El rey, aunque muy afecto a él, se vio obligado
a privarle de todos sus cargos y a desterrarle con toda su familia, embarcando
entonces para su patria. Años más tarde fue nombrado embajador de España en
Venecia, cargo que desempeñó hasta su muerte.
VARIOS AUTORES, Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, Ed. Espasa-Calpe, 1991, T. 57 págs. 914-915……” (https://www.nubeluz.es/personajes/politicos/esquilache.html). También puede verse:
(http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=esquilache-leopoldo-gregorio-marques-de); (https://www.museodelprado.es/en/the-collection/art-work/leopoldo-de-gregorio-marquis-of-esquilache/b9f1a571-916c-4f27-bc3b-6b0ddba39b1a); (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/e/esquilache.htm).
Motines de Squillace -1766- (314, 338) – “….La tarde del 23 de marzo de 1766 estalló en Madrid el conocido como Motín de Esquilache. Varios años de sequía, inflación, subida de impuestos y carestía habían generado un creciente descontento entre los súbditos de Carlos III. En ese contexto, el bando dictado el 20 de marzo por el Marqués de Esquilache prohibiendo el uso de los sombreros de ala ancha y ordenando recortar las tradicionales capas largas para evitar la ocultación de armas, sirvió para canalizar el malestar. Los madrileños se negaron a obedecer y estalló un motín pidiendo la cabeza de Esquilache que tuvo que refugiarse en el Palacio Real. Carlos III se vio obligado a ceder a algunas de las reivindicaciones de los amotinados y huyó a Aranjuez llevando consigo al marqués. Madrid quedó sin gobierno y finalmente el día 26 se puso fin al episodio con la obtención de un perdón general del rey……(https://canalhistoria.es/hoy-en-la-historia/estalla-el-motin-de-esquilache/).....….En el año 1766 estalló el conocido como motín de Esquilache, pero además otros motines en unas setenta localidades, lo que demuestra la magnitud de la protesta en pleno despotismo ilustrado. Este fenómeno no podía dejar indiferente a la historiografía. Existen dos grandes interpretaciones sobre estos alborotos. Una primera ve en los disturbios y amotinamientos la mano de sectores opuestos al reformismo intenso de la primera fase del reinado de Carlos III, y que ejemplificaría el ministro italiano Esquilache. En contraposición, otros consideran que estaríamos hablando de prototípicos motines de subsistencia. En realidad, ambas interpretaciones aciertan pero conviene matizar. El motín madrileño, acontecido entre el 23 y el 25 de marzo, obedecería más a la primera interpretación, es decir a la manipulación popular de sectores políticos contrarios al reformismo, sin olvidar el problema de la subida de precios. Pero los motines de abril en muchas ciudades y pueblos españoles tuvieron más que ver con cuestiones de subsistencia…..El resultado de los motines fue variado. En Madrid, el monarca, muy asustado por lo que había ocurrido a las mismas puertas de su palacio, optó por retirar del poder a Esquilache, y nombrar nuevos responsables. En realidad, el motín de Esquilache puede ser considerado un punto de inflexión en el reinado de Carlos III, ya que, a partir de entonces, además de españolizar completamente la administración, se optó por un reformismo más templado. Por otro lado, también se tomaron medidas represivas, ya que para el absolutismo era impensable aceptar rebeliones. Algunas de las medidas de reforzamiento del control de la población, con creación de algunas nuevas instituciones, tienen que ver con el pánico que la Corona tenía a las revueltas urbanas y mucho más en la propia sede de la Corte. Pero también se tuvieron en cuenta alguna de las demandas, como hemos comprobado en la destitución de Esquilache. En este sentido, se tomaron medidas en algunas localidades donde se comprobó la existencia de abusos cometidos por autoridades y acaparadores. Además, es importante destacar que el despotismo ilustrado creó dos nuevos cargos municipales encargados de velar por los intereses populares, el síndico personero y el diputado del común. También se procedió al reparto de tierras baldías y de los Concejos para aliviar las tensiones y permitir el acceso a la propiedad a jornaleros…..” (https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura---ocio/motines-1766/20150129111551111859.html, por Eduardo Montagut). También puede verse:
(https://personal.us.es/alporu/historia/motin_esquilache.htm);
(https://www.youtube.com/watch?v=eKV8wiwxuR8, U. P. Carmen
de Michelena Tres Cantos);
(https://www.youtube.com/watch?v=jw-pcwwaysc, Profesora Guiomar
- Geografía e Historia);
(https://www.imdb.com/title/tt0095115/, Esquilache,
película).
Perteneciente a la nobleza media española, su familia poseía muchas posesiones en las colonias de Perú y Chile: su tío materno era José Manso de Velasco, gobernador de Perú, y uno de sus antepasados fue Baltasar de Zúñiga. A los doce años fue enviado al seminario de Bolonia, para luego abrazar la carrera militar como cadete de la Escuela Militar de Parma; más tarde fue capitán de artillería durante la guerra española de Sucesión austriaca. Amigo de Teodoro de Croix, emprendio un largo viaje en las colonias de América del Sur, a sabiendas de los problemas y la pobreza existentes allí. En 1740, Fernando VI lo nombró embajador en la corte portuguesa, pero al comienzo de las hostilidades entre España y Portugal (1762), no dudó en tomar el cargo de lugarteniente de la Armada Española bajo el mando de Nicolas de Carvajal: se apoderó de la ciudad de Almeida y fue derrotado por las tropas de la coalición anglo-española de John Burgoyne y el príncipe Guillermo de Schamburg-Lippe, en la batalla de Valencia. Como Inspector General de Artillería, con la ayuda de Rafael de Sombremonte y Martín de Mayorga, dos oficiales importantes, emprendió reformas militares significativas. Gracias a la influencia en la corte de Francisco Gil de Taboada, pronto accedió a los círculos cortesanos y fue Capitán General de Valencia en 1763 y Presidente de la Junta de Castilla y hombre de confianza del rey, una posición casi equivalente a la función de primer ministro. Formó un gabinete de iluministas, compuesto entre otros por Agustín de Jáuregui, Joaquín de Montserrat y Juan-Francisco de Güemes, realizó muchas reformas, incluido el alejamiento progresiva de la corte de Antonio Caballero y Góngora y Antonio María de Bucareli y Ursua , líderes de los jesuitas, hasta su expulsión de la orden en 1767. Realizó también reformas en las colonias con la ayuda de Manuel Antonio Flores, jefe de la Armada Española. A la muerte de Carlos III, perdió sus importantes cargos y fue embajador en París en 1793…..(https://www.biografias.es/famosos/conde-de-aranda.html). …. El motín de Esquilache de 1766 le alzó a uno de los más altos puestos de gobierno, el de la presidencia del Consejo de Castilla. Desde el mismo expulsó a los jesuitas y aplicó diversas medidas contra la pobreza, de reforma de los gobiernos locales y de urbanismo. Intrigas de sus enemigos y la enemistad del rey causaron su caída en 1773 y el envío como diplomático a París para apartarlo de la Corte. No obstante, se trataba de un puesto importante y desde él se ocupó de la política exterior española, en especial los dominios hispanos en América. Vuelto a España en 1787, Carlos IV le nombró en 1792 secretario de Estado (como tal declaró la guerra a la Francia revolucionaria) y decano del Consejo de Estado hasta 1794. El todopoderoso Godoy le derribó y le hizo encerrar hasta 1795, retirándose entonces de la vida pública. Hombre de fuerte carácter, fue un ilustrado cuyo reformismo moderado se fue atemperando con el tiempo; a pesar de la imagen habitual que de él se ha tenido, nunca fue afín a los enciclopedistas franceses. Fue X conde de Aranda y dos veces Grande de España de primera clase…..” (http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=abarca-de-bolea-y-ximenez-de-urrea-pedro-pablo-ix-conde-de-aranda).
También
puede verse:
(https://html.rincondelvago.com/conde-de-aranda.html);
(https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/aranda.htm);
(https://historiaragon.com/2017/01/09/el-conde-de-aranda-primera-parte/);
(https://www.britannica.com/biography/Pedro-Pablo-Abarca-de-Bolea-conde-de-Aranda);
Apéndice:
El siglo de las luces, de Alejo Carpentier: el
espejismo de la revolución, por Jaime Molina
EN: https://www.cicutadry.es/siglo-las-luces-alejo-carpentier-espejismo-la-revolucion/
“….El siglo de las Luces es una de las obras más importantes
en la narrativa hispanoamericana del siglo XX. Se trata de un clásico moderno
que se vio ampliamente favorecido por el crecimiento de las letras hispanas,
con autores como Vargas Llosa o Gabriel
García Márquez. Y encuentra en esa explosión y en la calidad de su texto un
camino que le permite colarse en las principales bibliotecas y librerías del
mundo, como una obra de referencia.
Fue publicada en
el año 1962 por el escritor cubano Alejo Carpentier. La acción de
la novela se desarrolla en las islas de Cuba y Haití, principalmente, y
acontece en la última década del siglo XVIII, en la época de la Revolución
Francesa. En La Habana, Sofía y Carlos, dos hermanos adolescentes, acaban de
quedarse huérfanos. Como sus padres eran muy acaudalados, se encierran en el
interior de la casa familiar, a manera de duelo, junto con su primo Esteban.
Pero pronto ese duelo se transforma y los jóvenes se entregan al ocio, al lujo
y al despilfarro, con el beneplácito de sus tutores, que ven en la ingenuidad
de sus pupilos la ocasión perfecta para engañarlos y sacar tajada de su
fortuna.
En un ambiente
imaginario e idílico, conviven los tres hasta que aparece a figura de Víctor
Hugues, un francés que viene desde Haití interesado en hacer negocios con el
dueño de la casa. Cuando se entera que el dueño está muerto, Hugues les toma
cierta simpatía, e incluso algo de cariño y se queda a vivir una temporada con
ellos. La llegada de Hugues insufla en lo jóvenes el espíritu crítico y
reformista de la Revolución Francesa. Ese idealismo con que Víctor Hugues
impregna a los tres jóvenes será el desencadenante de una trama a la que los
tres muchachos se ven abocados sin quererlo, pues, de repente, se hallan
inmersos en un complot revolucionario que pretende extenderse por todo el
Caribe. Sin embargo, como sucede con muchos movimientos idealistas, este
termina fracasando y, peor aún, decepcionando a los muchachos, muy especialmente
a Esteban, que llega a sentir verdadera admiración por Víctor Hugues. Pero
Hugues acaba convirtiéndose en un déspota, en una especie de Robespierre
caribeño. Esteban se refiere a este cambio radical en las actitudes y las
conductas de aquellos por quienes él llega a sentir fe de esta forma:
“Nos hacen traducir al español
una declaración de los derechos del hombre, de cuyos diecisiete principios
violan doce cada día. Tomaron la bastilla para libertar cuatro falsarios, dos
locos y un maricón, pero crearon el presidio de Cayena, que es mucho peor que
cualquier bastilla…”
El enfoque
político-social que emplea Alejo Carpentier es el de utilizar al Víctor Hugues
como representación de la propia Revolución Francesa, acaecida hace poco en el
Viejo Continente. Mientras, los tres muchachos son una metáfora de aquellos
países en los que todavía no había una tradición política dilatada. Es decir:
alguien con experiencia y con un discurso programado les hace entrar de lleno y
enfrentarse a nuevas ideas, las ideas revolucionarias.
Estudiosos han
convenido en llamarla parte de un movimiento denominado Nueva Novela Histórica. Anteriormente, los escritores
que reflejaban hechos pasados escogían a los protagonistas para su narración.
Sin embargo, aquí los personajes son anónimos, en el sentido histórico, ya que
no dejaron huella en la memoria colectiva. Ese sería el punto de este nuevo
estilo, el de conseguir tratar sucesos importantes y analizar la manera en la
que le afectaron a la gente corriente, y no tanto a los protagonistas
involucrados.
Después de
escribir esta novela, Carpentier desistió de seguir tratando temas de tanto
calado, de escribir novelas tan extensas. Había dejado constancia de un
universo, y había plasmado una idea especialmente profunda. Da igual el enfoque
desde el que se quiera analizar. No hace falta detenernos en lo político,
porque no se agota ahí el argumento.
Se puede pensar
en lo psicológico y entender este libro como un discurso sobre el paso de la
niñez a la vida adulta. Se puede hablar de manera más filosófica y pensar sobre
cómo nuevas ideas ejercen su influencia en cabezas vírgenes. O se puede
analizar con desde una perspectiva poética y descubrir cómo la vida
arremete y se introduce con su dureza y su crueldad en cualquier reducto infantil
que trata de escapar de la misma.
El choque de
personajes obliga a los jóvenes a responsabilizarse de problemas paternos, a
descubrir lo que significa ser adultos. Víctor Hugues les trae cosas buenas y
malas por igual, sin que la balanza se incline claramente hacia uno u otro
lado. Les proporciona amor y odio, les enseña ideas nuevas en tanto que
derrumba otras, encumbrando nuevos aspectos que nunca antes habían sido
elevados a las alturas, a la vez que derrumba los que tenían, hasta la fecha,
divinizados.
Todo ello está
narrado con una prosa delicada, barroca y tremendamente lírica, que parece
susurrarse mientras que el autor construye con maña y con esfuerzo algunas de
las composiciones psicológicas más profundas y completas de las últimas
décadas.
En conclusión, El siglo de las luces es una de las principales
obras de la narrativa hispanoamericana del siglo XX. Una obra que nos recuerda
que la vida, sea cual sea la barrera o el obstáculo, siempre termina por
encontrarnos…..” (https://www.cicutadry.es/siglo-las-luces-alejo-carpentier-espejismo-la-revolucion/,
por Jaime Molina). También puede verse:
(https://medium.com/@alejandrogavilanes/redescubriendo-el-siglo-de-las-luces-de-alejo-carpentier-3e3ef5c187d, por Alejandro Gavilanes); (https://elcultural.com/el-siglo-de-las-luces-alejo-carpentier-a-la-caza-del-leviatan, por Rafael Narbona); (https://www.jstor.org/stable/j.ctv2868bv.7?seq=10#metadata_info_tab_contents, por Ana Rosa Domenella).
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