En pocas palabras. Javier J. Jaspe
Washington
D.C.
La serie que continuamos hoy ha sido inspirada por un importante libro del renombrado autor mexicano, Carlos Fuentes, fallecido en 2012, considerado por muchos como una obra capital para el conocimiento de la historia y cultura latinoamericanas. Me refiero a El espejo enterrado, con el cual Fuentes aporta su luminosa y aleccionadora visión de los primeros 500 años transcurridos desde el descubrimiento de América por Cristobal Colón en 1492. Esta obra fue publicada en su primera edición en México en 1998 y la que utilizamos corresponde a la décimacuarta reimpresión (Taurus bolsillo), junio 2005, 590 páginas.
El objetivo de la serie no es realizar un análisis de este libro, sino el de aportar breves textos adicionales encontrados en Internet, sobre temas y personajes mencionados en el mismo, en las páginas que se indican entre paréntesis al lado de cada tema o personaje. Otros temas y personajes podrán agregarse, caso en el cual se mencionará al lado: (jjj). Los textos de Internet se transcriben en itálicas, en español o inglés, según sea el caso, con indicación de su fuente. Este centésimo vigésimo cuarto artículo se refiere a temas y personajes que van desde Hipólito Irigoyen (1852-1933) hasta Tomás Eloy Martínez (1934-2010). Veamos:
Finalizó sus estudios de abogado a los 25 años, asumió como diputado en
la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires en 1877. En 1880, fue
administrador General de Patentes y Sellos de la Nación por pocos meses, y
luego será elegido diputado Nacional, por el partido del General Julio A. Roca.
Al finalizar su mandato, decepcionado por la política pequeña de intrigas y
acuerdos de conveniencia que vivió en la Legislatura, no volvió a ocupar cargos
públicos. En esa década de 1880 a 1890, Yrigoyen realiza su etapa de
recogimiento, retirándose de la vida pública, mientras ejerce la docencia en la
Escuela Normal de Señoritas, y se dedica al estudio, la reflexión y las
ocupaciones de campo….
Su reaparición es explosiva, porque participa como uno de los
protagonistas en la Revolución de 1890. Y poco después, junto con Leandro Alem,
funda la Unión Cívica Radical, el 2 de julio de 1891. A la muerte de Alem,
asume la conducción de su partido. Es intransigente con el régimen de gobierno,
al que juzga oligárquico, corrupto y fraudulento. Esa intransigencia lo conduce
a la abstención electoral y al levantamiento armado de carácter revolucionario.
Es en particular importante la Revolución de 1905, cuando Yrigoyen define el
sentido y orientación de la “reparación fundamental” de la Nación, según sus
propios términos; en esa oportunidad organiza un partido aguerrido y
fuertemente conexionado en la abstención electoral y la resistencia armada….
Su empeño y coherencia, su honradez e inteligencia, lo convierten en un
gran caudillo popular de la democracia. Gran organizador, incansable militante,
misterioso conspirador, su figura va adquiriendo en las masas populares
caracteres míticos: de palabra parca pero convincente, siempre referida a muy
altos ideales, generoso y desprendido en el trato personal. Sus
correligionarios lo admiran e idolatran; los enemigos lo respetan y lo temen
por su intransigencia insobornable. Finalmente, como jefe de la oposición, la
presión revolucionaria, la obstinada abstención de la intransigencia, obtiene
del Presidente Roque Sáenz Peña en 1910 la sanción de la ley de sufragio
universal y secreto, que lo llevaría a la Presidencia en 1916…..
Luego del periodo constitucional del también radical Marcelo de Alvear,
es nuevamente electo Presidente con amplísimo apoyo popular en 1928. El 6 de
setiembre de 1930 es derrocado por un golpe militar, de tendencia fascista.
Preso en la Isla de Martín García por disposición de la Dictadura, es absuelto
y regresa a Buenos Aires, ya muy enfermo. Muere el 3 de julio de 1933, en medio
de la congoja popular. Una multitud lo despide…..”
(https://journals.openedition.org/polis/5437?lang=pt, por Osvaldo Álvarez Guerrero);
También puede verse:
(https://www.cultura.gob.ar/la-vida-de-hipolito-yrigoyen-en-12-datos_5898/);
(https://www.todo-argentina.net/biografias-argentinas/hipolito_yrigoyen.php?id=954);
(https://www.britannica.com/biography/Hipolito-Irigoyen);
(https://www.infobae.com/2014/07/11/1580053-la-misteriosa-y-ejemplar-vida-hipolito-yrigoyen/, Eduardo Zanini);
(https://www.elhistoriador.com.ar/hipolito-yrigoyen-ficha-biografica/, por Mariano Fain)
(https://yrigoyeneano.cultura.gob.ar/noticia/breve-biografia-de-hipolito-yrigoyen/);
(https://www.youtube.com/watch?v=L6b6sOdzQi8, De Arte)
(https://www.unilat.org/virtualemuseum/Datas/Expositions/Casasola/Etudes/indexEs.htm). … Agustín y Miguel
Casasola son los pioneros del fotorreportaje y gracias a sus fotos de la
Revolución mexicana nació, en este país, el primer estilo de reportaje
auténtico en la fotografía latinoamericana.
El archivo se
divide por temas y cubre un periodo de 70 años. Entre los temas destacados se
encuentran, desde la Revolución mexicana, que los hermanos siguieron tomando
fotos de Emiliano Zapata en su victoria, hasta el momento de su muerte.
Pero este par
también retrató, los tribunales, las cárceles, así como la burguesía, la gente
del pueblo, los artesanos, los obreros, las figuras de la radio o del teatro.
En pocas palabras, todos los actores de la sociedad y la vida cotidiana
postrevolucionarias.
Agustín Víctor Casasola, el más conocido de
los dos hermanos, nació en la Ciudad de México, el 28 de julio de 1874;
huérfano de padre a los seis años, desde muy joven comenzó a trabajar en
talleres tipográficos, y a los veinte años de edad comenzó a desempeñarse como
reportero en distintos periódicos. Inició su carrera como tipógrafo en el
diario El Imparcial.
El legado
fotográfico que dejó el clan Casasola y el resto de “los esclavos del momento”,
como solía llamar a los fotógrafos Agustín Víctor, es invaluable; nos permite
hoy en día, navegar en las aguas del pasado y recrear, con gran riqueza y
precisión, los ayeres que conforman el día de hoy.
La adquisición,
en 1976, del archivo Casasola por parte del gobierno mexicano a través del
Instituto Nacional de Antropología e Historia, dio origen a la Fototeca
Nacional del INAH, a la que el gobierno encomendó el resguardo de los
materiales tomados por los hermanos Casasola y algunos otros fotógrafos entre
1895 y 1972.
Este
abundante fondo es el resultado del trabajo de tres generaciones de
fotoreporteros, de los que fueron iniciadores Agustín Víctor y su hermano
Miguel, seguidos por Gustavo, Ismael, Dolores, Piedad, Mario e Ismael hijo…..”
(https://culturacolectiva.com/historia/pioneros-del-fotorreportaje-los-hermanos-casasola).
También puede verse:
(https://mxcity.mx/2018/09/10-fotos-geniales-y-famosas-del-archivo-casasola/);
(https://www.pinterest.com.mx/marswalka/archivo-casasola/);
(http://dmguam.blogspot.com/2018/12/los-hermanos-casasola.html);
Ezequiel Martínez Estrada (474) – “….Nació en Santa Fe, el 14 de septiembre de 1895. A sus veinte años, comenzó a trabajar como personal administrativo del Correo Central de Buenos Aires, cargo que ejerció durante treinta años, hasta 1946. Sin embargo, pasó a la historia por otra cuestión y con nombre propio: Ezequiel Martínez Estrada, uno de los autores más reconocidos, logró con el tiempo estar presente en cualquier obra crítica e historiográfica de la literatura argentina.
Durante fines de
la década de 1910 y principios de 1920, se vinculó con distintas personalidades
que conformaban, en ese momento, el canon intelectual de las letras. Leopoldo Lugones era uno de los autores más leídos y se
convirtió en una suerte de padrino y mentor literario del joven Ezequiel. El primer
género con el que comenzó fue con la poesía, y así llegaron sus primeros textos
como Oro y piedra (1918), Nelifelibal (1922) Motivos
del cielo (1924) Argentina (1927) y Humoresca (1929).
Con este último, había ganado el Premio Nacional de Literatura.
Sin
embargo, a partir de la
década del treinta, abordó la narrativa que ya nunca iba a abandonar. Gran lector
del alemán Oswald Spengler, quien había escrito La decadencia de
Occidente. Bosquejo de la morfología de una historia universal, Martínez Estrada se inspiró profundamente y, a partir de
allí, reflexionó sobre la propia historia argentina. Cuando en 1930
se produjo el Golpe de Estado contra el segundo gobierno de Hipólito Yrigoyen,
aquellos signos decadentes de los que hablaba Spengler, Martínez Estrada
también los confirmó en la Argentina……
Es en 1933 cuando publicó Radiografía de La Pampa, un ensayo en el que trató distintas aristas de una de
las temáticas más tensas como apasionantes: la cuestión del ser nacional. Con este
texto, por el que ganó el Premio Nacional de Letras cuatro años después,
exploró las andanzas de una Argentina claramente en crisis. E intentó explicar esa crisis y decadencia como los efectos
de estructuras y configuraciones que, históricamente, se negaban y solapaban. Retomando las
ideas de Spengler sobre el desarrollo histórico, también abordó algunas teorías
psicoanalíticas de Freud con las que atravesó el análisis de la realidad
argentina. Como si se tratara de un sueño, el contenido onírico debía
interpretarse de modo que alcanzara el conocimiento verdadero; y ese
conocimiento tal vez estaba en el origen de todo, durante el nacimiento de la
propia Argentina.
Así, Martínez
Estrada realizó su ensayo como si fuera una radiografía, un gesto a contraluz
para sacar de las sombras lo que estaba oculto. “Radiografía de La Pampa
significa, para mí, una crisis, por no decir una catársis, en que mi vida
mental toma un rumbo hasta entonces insospechado. Diré que fui enrolado en las
filas del servicio obligatorio de la libertad de mi patria”, dijo una vez el
propio escritor…..
Luego, llegaron
otros ensayos, más poesía, biografías, críticas, un viaje a Cuba donde ocupó el
puesto de director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Casa de las
Américas en La Habana y más. No obstante, se dice que tuvo muchos detractores
que vilipendiaban su obra en vida e, incluso, después de su muerte, en Bahía Blanca,
el 4 de noviembre de 1964. Pero más tarde llegó la reivindicación, gracias a
las lecturas y relecturas de autores como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar,
Noé Jitrik, Juan José Saer, Ricardo Piglia, Liliana Weinberg, Teresa Alfieri,
Horacio González, Adriana Lamoso, Nidia Burgos, entre muchos otros.
Entre ellos,
está también Christian
Ferrer, sociólogo y escritor, con quien conversamos y nos contó más acerca de
la obra de Ezequiel Martínez Estrada……
-Si
yo nunca hubiera leído a Martínez Estrada, me gustaría comenzar por La
cabeza de Goliat, un libro escrito con amor y reticencia para con la gran
ciudad, pero a la vez con cierto humor negro que suscita el nerviosismo del
lector. Allí se deja en claro que la Argentina es un país mal diseñado, que la
desproporción entre el puerto y las provincias era un problema que no ha hecho
más que agravarse. Pero sin dudas quien quiera leer su mejor libro, debe
comenzar por Radiografía de la Pampa, un libro que no deja
indemne al lector, porque es una advertencia muy meditada y muy argumentada de
los males nacionales, que, de no ser abordados, perjudicarían en grado sumo al
país, y esos males no han hecho otra cosa más que acrecentarse. Su libro sobre
la gauchesca y el mundo desaparecido de los gauchos –Muerte y
transfiguración del Martín Fierro– es una elegía melancólica y dramática,
imprescindible si se quiere entender cuánto fue destruido para hacer un país
supuestamente rico en mieses y ganado. Igual, yo tengo preferencia por su libro
sobre Hudson –El mundo maravilloso de Guillermo Enrique Hudson– porque
es bello y gorjeante, un gran elogio del paisaje argentino, a la vez que
contiene páginas diamantinas acerca de los pájaros que viven en nuestro
territorio…..”
(https://www.cultura.gob.ar/ezequiel-martinez-estrada-el-ensayista-del-siglo-xx-argentino-9488/).
También puede verse:
(https://www.escritores.org/biografias/385-ezequiel-martinez-estrada);
(https://www.ensayistas.org/filosofos/argentina/eme/introd.htm);
(https://www.todo-argentina.net/biografias-argentinas/ezequiel_martinez_estrada.php?id=599);
(https://www.youtube.com/watch?v=1II_94vKpAk, Canal Encuentro);
(https://www.youtube.com/watch?v=2BZdUWbh1hY, Canal Eudeba);
(https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/martinez_estrada.htm, Ruiza, M., Fernández,
T. y Tamaro, E. (2004))
(https://www.britannica.com/biography/Ezequiel-Martinez-Estrada);
Ejerció como
crítico de cine para el diario La Nación entre 1957 y 1961 y fue jefe de
redacción del semanario Primera Plana hasta 1969. Entre este año y 1970 fue
corresponsal de la editorial Abril en Europa, con sede en París. Posteriormente
fue director del semanario Panorama y dirigió el suplemento cultural del diario
La Opinión hasta 1975 en que tuvo que partir al exilio en Caracas, Venezuela,
debido a las amenazas de la Triple A.
En Venezuela
continuó su labor periodística como editor del Papel Literario del diario El
Nacional y fue asesor de la Dirección de ese mismo diario. Eloy Martínez fue
fundador de El Diario de Caracas, del que fue director de Redacción. En
1991, participó en la creación del diario Siglo 21 de Guadalajara, México, que
salió durante siete años, hasta diciembre de 1998.
Pudo regresar a
Buenos Aires donde continuó con su intensa vida profesional, sus colaboraciones
iban desde formar parte de la Cooperativa de Periodistas Independientes que
editaba la revista El Porteño hasta la creación del suplemento literario Primer
Plano del diario Página/12 de Buenos Aires, que dirigió hasta agosto de 1995.
Desde 1995 hasta
2009 fue profesor distinguido de Rutgers, The State University of New Jersey.
Fue columnista
permanente de La Nación de Buenos Aires, El
País de Madrid y The New York Times Syndicate.
Recibió títulos
de doctor honoris causa de la Universidad John F. Kennedy de Buenos Aires y de
la Universidad de Tucumán.
Ha sido fellow
del Wilson Center de Washington DC, de la fundación Guggenheim y del Kellogg
Institute de la Universidad de Notre Dame, Indiana.
Fue, junto a
Horacio Verbitsky, uno de los docentes de la Fundación para un Nuevo Periodismo
Iberoamericano, creada por su entrañable amigo Gabriel García Márquez.
El 24 de junio
de 2009, fue incorporado a la Academia Nacional de Periodismo.
Eloy Martínez de
casó tres veces y tuvo siete hijos. Su última pareja fue Gabriela Esquivada, ex
periodista de la revista Veintitrés, y escritora.
Tomás Eloy
Martínez falleció de un tumor cerebral a causa de un cáncer que sufrió durante
años el 31 de enero de 2010 en Buenos Aires.
Novela: Sagrado
(1969)…La novela de Perón (1985)….La mano del amo (1991)….Santa Evita
(1995)….El vuelo de la reina (2002)….El cantor de tango (2004)….Purgatorio
(2008).
PREMIOS: Premio Internacional Alfaguara de Novela
(2002)….Premio Cóndor de Plata (2008)….Premio Ortega y Gasset (2009)….”
(https://www.escritores.org/biografias/2070-juarroz-roberto-sp-1040800127).
También puede verse:
https://periodistas-es.com/tomas-eloy-martinez-el-escritor-de-la-argentinidad-139780
(https://www.lecturalia.com/autor/1266/tomas-eloy-martinez);
(https://fundaciontem.org/biografia/);
(https://www.biografias.es/famosos/tomas-eloy-martinez.html);
(https://www.researchgate.net/publication/28061014_Tomas_Eloy_Martinez_una_bibliografia, por Cristine Fickelscherer Mattos);
La meta del siglo XX
para AL sería unir la cultura con la historia….Alcanzar la modernidad
reduciendo la distancia entre la fragmentación política y la unidad
cultural….(462) –
La continuidad de la
cultura latinoamericana (indoafroiberoamericana) y la falta de esta continuidad
en la vida política y económica de AL (466) -
Cultura y sociedad en América Latina: una revaloración* , por Rodolfo Stavenhagen
.
“….UNA DE LAS
COSAS QUE A MENUDO SORPRENDE a observadores
externos respecto a América Latina es la aparente unidad cultural
de la docena y media
de países en onde
el español es idioma oficial.
De hecho, exceptuando quizás el área
cultural árabe, hay pocas regiones en el mundo
en donde un número tan amplio de estados independientes compartan un
idioma común y, hasta
cierto punto, una historia, una religión y un conjunto de valores y un ethos comunes. Además, y con razón, a
Brasil se le incluye
a veces en la lista, a pesar de
que son muchas sus di- ferencias
con las naciones hispanoamericanas.
Desde hace
más de un
siglo, los intelectuales latinoamericanos han intentado
conscientemente construir una
cultura e identidad
propias para América Latina.
Por cierto, este esfuerzo colectivo no
ha sido ajeno a los intereses politicos tendientes a
forjar la unidad econó-mica
y política de Latinoamérica; sin
embargo, ambas tendencias
no deberán ser confundidas porque representan, de hecho, dos dinámicas distintas.
Podría
incluso
afirmarse que hemos
tenido éxito en lo
que respecta al
nivel cultural que
en los niveles económico y político.
El concepto mismo
de "América Latina"
no tuvo su origen en
el subcontinente. Fue
acuñado por un apologist
a francés de
la corte de Napoleón III,
quien vio en
"La Latinité" un argumento
ideológico apropiado para
contrarrestar el
expansionismo anglo-americano en el
continente, favoreciendo a
la vez sus propias
intenciones imperialistas.
En un
principio, nuestros intelectuales
liberales no aceptaron
de buena gana esta "latinidad" de Inspiración
francesa; muchos de
ellos eran incluso más
propensos a buscar inspiración en
los Estados Uni-dos y su Doctrina Monroe, identificados éstos con el
progreso y la
mo- dernidad. Los llamados
"pensadores" del siglo
xix veían a
Estados Unidos como
el modelo a
seguir en la
lucha por la
"segunda emanci- pación",
la
cultural, que tendría lugar después de
la independencia política. En
los países hispanos,
la élite intelectual
estaba generalmente dividida
entre grupos tradicionales y conservadores, fuertemente
identificados con la
herencia española y católica, y los
elementos moderni-
zadores y progresistas, que
rechazaban esa tradición, considerándola como
feudal y retrógrada, y deseaban
al mismo tiempo incorporar a la cultura
latinoamericana algo de la ilustración francesa,
del racionalis mo británico y
del pragmatismo y
empirismo norteamericanos.
Sin
embargo, en la medida
en que las presiones políticas y económicas
asociadas al destino
manifiesto yanqui empezaron
a hacerse sentir
en el desarrollo de América Latina,
sobre todo a partir
de mediados del siglo pasado, las nuevas generaciones de intelectuales "latinos" se volvieron más críticas respecto
al modelo cultural
anglo-americano. Sobrevino entonces
una tendencia a
"mirar hacia adentro", con el objeto
de buscar las raíces culturales
y la identidad
no en modelos
extranjeros sino en las
propias sociedades latinoameri-canas, en su composición étnica e histórica….
La
búsqueda de raíces, de una
identidad propia, en contraposición
a la
simple trasposición y adaptación de modelos
culturales fran-
ceses,
británicos o norteamericanos a las circunstancias nacionales,
se
tornó
casi una obsession para muchas
generaciones de escritores, artis-
tas,
músicos y filósofos latinoamericanos,
en una actitud
estrecha-
mente relacionada
con el proceso politico y económico de la
"construcción nacional".
Detrás
de todo ello, se encontraba, por
supuesto, una elección
política.
Después del fracaso del sueño
unitario bolivariano
de
una sola nación americana de California
a la Tierra del Fuego,
que
pudiera contrarrestar la
ya entonces evidente
amenaza que la
hegemonía
norteamericana representaba para
el continente, los
nuevos estados
independientes tuvieron que
desarrollar las formas
y
contenidos de
sus verdaderas "culturas nacionales", inventándolas
y
creándolas allí donde aún no existían, como era
efectivamente el caso
en todas
partes. Y éste suele ser un
proceso lento y doloroso
que aún
no se ha
completado en América Latina.
Así, se dio una
profunda contradicción en este
proceso de evolu-
Ción
cultural entre la búsqueda de una verdadera identidad
"america-
na"
y el casi desesperado anhelo de "progreso" y "modernidad". Es-
to
último suponía deshacerse de las
trabas de un
degradante pasado
colonial
y feudal para acoger los valores y las instituciones importados
de
Europa y Estados Unidos.
A su vez, la búsqueda de una verdadera
identidad americana
significaba el rechazo
a los modelos
extranjeros
npuestos de
manera artificial y la elaboración
de lo
que podría llamarse
una "cultura
nacional". Esta contradicción
ha caracterizado la historia
cultural de América Latina por
más de un siglo
y permanece aún en
el
centro de los
grandes debates culturales
que tienen lugar
en la actualidad.
Otra de
las contradicciones importantes
en este proceso
se fue
lando entre
la necesidad de una cultura nacional,
por un lado, y la in-
tegración
a una
cultura regional o
continental, por otro.
Mirar hacia
adentro no sólo significó el rechazo
a modelos extracontinentales
—aun cuando
estos modelos no
fueron nunca realmente
rechazados
sino,
por
el contrario, activamente
incorporados y absorbidos por
la
cultura latinoamericana a lo
largo de un proceso que
ha representado
ambigüedades
permanentes y persistentes
en el desarrollo
cultural de
América
Latina. Mirar hacia
adentro significó también subrayar
lo
distintivo de
lo nacional frente
a los rasgos
culturales comunes com-
partidos por
otros países.
Esta
situación, sin embargo, no fue
de ninguna manera producto de
decisiones
subjetivas o arbitrarias por parte de
las élites culturales del continente, sino
el
resultado de la fragmentación política y cultural que
tuvo lugar tras
el
resquebrajamiento del imperio
español.
Tres siglos de dominio colonial habían creado en América Latina una estructura
Económica
y una administración política fuertemente
entralizadas en España,
cuyo
principal éxito había sido, sin embargo, incorporar todas
las regiones dispares de
Latinoamérica
en una red de unidades
funcionalmente interrelacionadas.
Había
más contacto e intercambio entre las provincias
americanas del imperio español durante la época colonial, que entre los estados independientes de la región
durante el siglo xix
y principios del xx. Contrariamente a lo que ocurrió
en los
Balcanes un siglo después cuando, después del resquebrajamiento de los
imperios
otomano y austro-húngaro, cada una de las naciones preexistentes
pudo
finalmente
establecer su
propio Estado, en Latinoamérica los nuevos estados fueron
a menudo creados para satisfacer
las ambiciones de líderes
politicos o militares, o de
pequeñas camarillas
dominantes, y la tarea de formar
una nación que diera contenido y sustancias
a ese cascarón politico y militar
fue dejada para
después.
La
elaboración de una cultura nacional
se transformó en un objetivo primordial
de los nuevos estados de América Latina una vez que se apaciguaron los desórdenes politicos del periodo posindependencia y que pudo
alcanzarse cierta estabilidad económica…..
La demanda
de los pueblos indios
de ser escuchados y de
partici-
Par
íntegramente en el desarrollo
de las naciones
latinoamericanas
plantea
algunos problemas serios respecto a las
políticas culturales que
siguen los
gobiernos, cuestionando a la vez
la tradicional noción
del
“Estado nacional" en América Latina. El
concepto dominante de
una
cultura "nacional" única, tal
como la
ha definido la
clase dirigente
y el Estado,
parece estar erosionándose y dando lugar
a una mayor con-
ciencia del carácter multiétnico, plural y
culturalmente diversificado
de
las sociedades latinoamericanas. Esta relativamente
nueva percep-
ción
de la cultura latinoamericana
plantea un reto a los
planificadores
de
políticas culturales. Algunas
naciones se han enfrentado
a este reto
con
espíritu creativo, flexible, y
respetuoso ante las culturas populares
minoritarias. Otras
no han sido
capaces aún de
superar sus nociones
tradicionales y
elitistas respecto a la cultura.
A esta dicotomía debe
ahora agregarse,
como un fenómeno relativamente
reciente, la rápida
penetración
y expansión de los medios
de comunicación masiva y de
las
industrias culturales que
se encuentran
fundamentalmente bajo el
control de empresas
transnacionales.
Hoy en
día, la configuración de la cultura
latinoamericana debe
necesariamente encontrar
un equilibrio entre
el concepto tradicional
de
culturas nacionales dominantes,
las culturas populares
e indígenas
que vuelven
a emerger y
los gustos y
modelos que imponen
masiva-
mente en el
mercado las nuevas tecnologías de las
industrias cultura-
les…..”
*Este
trabajo fue presentado
en el Simposio sobre alternativas futuras
de
América
Latina, organizado por la
Universidad de las.Naciones Unidas,
ante un
Público internacional que no
necesariamente conocía de cerca
los problemas de
La
cultura y la sociedad en América Latina,
en julio de 1985.
Traducción
del
original en inglés por Marina Stavenhagen.
También puede verse:
(https://journals.openedition.org/polis/4122,
por Carlos Tünnermann Bernheim);
(https://www.redalyc.org/pdf/5350/535055499003.pdf,
por Guillermo Castro H.);
(https://www.redalyc.org/pdf/105/10502808.pdf,
por Nelson Acosta Espinosa);
(https://nuso.org/articulo/cultura-politica-y-constituciones-en-america-latina/,
por Javier del Rey Morató);
(http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20130718114959/eduardo_bolan.pdf,
por Eduardo Nivón Bolán);
(https://journals.openedition.org/polis/5694,
por Helio Gallardo);
(https://revistas.uptc.edu.co/index.php/historia_memoria/article/view/5820,
por Adriana Rodríguez Franco);
(https://dlc.dlib.indiana.edu/dlc/bitstream/handle/10535/9699/LIBRO%20religi%C3%B3n%20pol%C3%ADtica%20y%20cultura.pdf?,
por Cristián Parker G.);
(https://revistacienciassociales.ucr.ac.cr/images/revistas/RCS103_104/02HERAS.pdf,
por Leticia Heras Gómez);
(https://www.researchgate.net/publication/28318384_Cultura_politica_acercamiento_conceptual_desde_America_Latina,
por Cecilia Millán La Rivera).
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