Tuesday, July 19, 2022

Temas y personajes (124) en “El espejo enterrado” de Carlos Fuentes: Desde Hipólito Irigoyen hasta Tomás Eloy Martínez, por Javier J. Jaspe

 En pocas palabras. Javier J. Jaspe

Washington D.C.  

La serie que continuamos hoy ha sido inspirada por un importante libro del renombrado autor mexicano, Carlos Fuentes, fallecido en 2012, considerado por muchos como una obra capital para el conocimiento de la historia y cultura latinoamericanas. Me refiero a El espejo enterrado, con el cual Fuentes aporta su luminosa y aleccionadora visión de los primeros 500 años transcurridos desde el  descubrimiento de América por Cristobal Colón en 1492. Esta obra fue publicada en su primera edición en México en 1998 y la que utilizamos corresponde a la décimacuarta reimpresión (Taurus bolsillo), junio 2005, 590 páginas.

El objetivo de la serie no es realizar un análisis de este libro, sino el de aportar breves textos adicionales encontrados en Internet, sobre temas y personajes mencionados en el mismo, en las páginas que se indican entre paréntesis al lado de cada tema o personaje. Otros temas y personajes podrán agregarse, caso en el cual se mencionará al lado: (jjj). Los textos de Internet se transcriben en itálicas, en español o inglés, según sea el caso, con indicación de su fuente. Este centésimo vigésimo cuarto artículo se refiere a temas y personajes que van desde Hipólito Irigoyen (1852-1933) hasta Tomás Eloy Martínez (1934-2010). Veamos:

 Hipólito Yrigoyen (475) – “….Hipólito Yrigoyen, bautizado Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen, nació en Buenos Aires el 13 de julio de 1852. Era hijo de Martín Yrigoyen, un vasco francés carrero y cuidador de caballos, y de doña Marcelina Alem, hermana de Leandro Alem, el fundador de la Unión Cívica Radical y revolucionario caudillo federal y popular. Criado en un hogar sencillo, tuvo una cuidada educación en colegios de clérigos franceses y españoles. Era el mayor de los cinco hijos del matrimonio Yrigoyen-Alem, con dos hermanos –Roque y Martín–, y dos hermanas –Amalia y Marcelina–. Ayudaba a su padre en sus trabajos de cuarteador y carrero, en los suburbios porteños, y allí se conformó un carácter voluntarioso y disciplinado. Adolescente, trabajó como empleado en un comercio de tenderos, como conductor de tranvías, y ya estudiando derecho, en un estudio jurídico. Siguiendo a su tío Leandro, actuó políticamente en el autonomismo populista de Adolfo Alsina, que sería Vicepresidente de Domingo Faustino Sarmiento. Fue durante la Administración de éste último, que Yrigoyen fue designado comisario en la Parroquia de Balvanera, a los 20 años….

Finalizó sus estudios de abogado a los 25 años, asumió como diputado en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires en 1877. En 1880, fue administrador General de Patentes y Sellos de la Nación por pocos meses, y luego será elegido diputado Nacional, por el partido del General Julio A. Roca. Al finalizar su mandato, decepcionado por la política pequeña de intrigas y acuerdos de conveniencia que vivió en la Legislatura, no volvió a ocupar cargos públicos. En esa década de 1880 a 1890, Yrigoyen realiza su etapa de recogimiento, retirándose de la vida pública, mientras ejerce la docencia en la Escuela Normal de Señoritas, y se dedica al estudio, la reflexión y las ocupaciones de campo….

Su reaparición es explosiva, porque participa como uno de los protagonistas en la Revolución de 1890. Y poco después, junto con Leandro Alem, funda la Unión Cívica Radical, el 2 de julio de 1891. A la muerte de Alem, asume la conducción de su partido. Es intransigente con el régimen de gobierno, al que juzga oligárquico, corrupto y fraudulento. Esa intransigencia lo conduce a la abstención electoral y al levantamiento armado de carácter revolucionario. Es en particular importante la Revolución de 1905, cuando Yrigoyen define el sentido y orientación de la “reparación fundamental” de la Nación, según sus propios términos; en esa oportunidad organiza un partido aguerrido y fuertemente conexionado en la abstención electoral y la resistencia armada….

Su empeño y coherencia, su honradez e inteligencia, lo convierten en un gran caudillo popular de la democracia. Gran organizador, incansable militante, misterioso conspirador, su figura va adquiriendo en las masas populares caracteres míticos: de palabra parca pero convincente, siempre referida a muy altos ideales, generoso y desprendido en el trato personal. Sus correligionarios lo admiran e idolatran; los enemigos lo respetan y lo temen por su intransigencia insobornable. Finalmente, como jefe de la oposición, la presión revolucionaria, la obstinada abstención de la intransigencia, obtiene del Presidente Roque Sáenz Peña en 1910 la sanción de la ley de sufragio universal y secreto, que lo llevaría a la Presidencia en 1916…..

Luego del periodo constitucional del también radical Marcelo de Alvear, es nuevamente electo Presidente con amplísimo apoyo popular en 1928. El 6 de setiembre de 1930 es derrocado por un golpe militar, de tendencia fascista. Preso en la Isla de Martín García por disposición de la Dictadura, es absuelto y regresa a Buenos Aires, ya muy enfermo. Muere el 3 de julio de 1933, en medio de la congoja popular. Una multitud lo despide…..”

(https://journals.openedition.org/polis/5437?lang=pt, por Osvaldo Álvarez Guerrero);

También puede verse:

(https://www.cultura.gob.ar/la-vida-de-hipolito-yrigoyen-en-12-datos_5898/);

(https://www.todo-argentina.net/biografias-argentinas/hipolito_yrigoyen.php?id=954);

(https://www.britannica.com/biography/Hipolito-Irigoyen);

(https://www.infobae.com/2014/07/11/1580053-la-misteriosa-y-ejemplar-vida-hipolito-yrigoyen/, Eduardo Zanini);

(https://www.elhistoriador.com.ar/hipolito-yrigoyen-ficha-biografica/, por Mariano Fain)

(https://yrigoyeneano.cultura.gob.ar/noticia/breve-biografia-de-hipolito-yrigoyen/);

(https://www.youtube.com/watch?v=L6b6sOdzQi8, De Arte)

 Las fotos de los hermanos Casasola (461) –  “….El archivo Casasola es una de las colecciones que más han alimentado el imaginario colectivo de los mexicanos del siglo XX, ilustrando la Revolución mexicana y firmando con este impresionante acervo todo un capítulo de la historia de la fotografía a México. Agustín y Miguel Casasola son los pioneros del fotorreportaje y gracias a sus fotos de la Revolución mexicana nació, a México, el primer estilo de reportaje autentico en la fotografía latinoamericana. El archivo, dividido por temas, cubre un periodo de 70 años. Entre estos temas, la revolución mexicana, que los hermanos Casasola siguieron tomando fotos de Zapata en la victoria – como héroe revolucionario y símbolo del genio mexicano – hasta el momento de su muerte. Pero los hermanos Casasola también retrataron los tribunales y las cárceles, la burguesía, la gente del pueblo, los artesanos, los obreros, las figuras de la radio o del teatro… En pocas palabras, todos los actores de la sociedad y la vida cotidiana postrevolucionarias. El fondo Casasola contiene películas positivas y negativas, en diversos formatos y sobre diversos soportes fotográficos. Desde 1976, está conservado en las salas climatizadas de la Fototeca Nacional, Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Pachuca, Hidalgo, México, en un antiguo convento franciscano, actualmente centro cultural. El trabajo de la fototeca consiste en asegurar la conservación y la catalogación del patrimonio fotográfico. Reúne actualmente 39 fondos, con un total de 850 000 piezas (positivos y negativos) sobre temas variados. El fondo Casasola es, sin duda, el más importante de ellos…..

(https://www.unilat.org/virtualemuseum/Datas/Expositions/Casasola/Etudes/indexEs.htm). … Agustín y Miguel Casasola son los pioneros del fotorreportaje y gracias a sus fotos de la Revolución mexicana nació, en este país, el primer estilo de reportaje auténtico en la fotografía latinoamericana. 

El archivo se divide por temas y cubre un periodo de 70 años. Entre los temas destacados se encuentran, desde la Revolución mexicana, que los hermanos siguieron tomando fotos de Emiliano Zapata en su victoria, hasta el momento de su muerte. 

Pero este par también retrató, los tribunales, las cárceles, así como la burguesía, la gente del pueblo, los artesanos, los obreros, las figuras de la radio o del teatro. En pocas palabras, todos los actores de la sociedad y la vida cotidiana postrevolucionarias. 

Agustín Víctor Casasola, el más conocido de los dos hermanos, nació en la Ciudad de México, el 28 de julio de 1874; huérfano de padre a los seis años, desde muy joven comenzó a trabajar en talleres tipográficos, y a los veinte años de edad comenzó a desempeñarse como reportero en distintos periódicos. Inició su carrera como tipógrafo en el diario El Imparcial. 

El legado fotográfico que dejó el clan Casasola y el resto de “los esclavos del momento”, como solía llamar a los fotógrafos Agustín Víctor, es invaluable; nos permite hoy en día, navegar en las aguas del pasado y recrear, con gran riqueza y precisión, los ayeres que conforman el día de hoy.

La adquisición, en 1976, del archivo Casasola por parte del gobierno mexicano a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia, dio origen a la Fototeca Nacional del INAH, a la que el gobierno encomendó el resguardo de los materiales tomados por los hermanos Casasola y algunos otros fotógrafos entre 1895 y 1972.

Este abundante fondo es el resultado del trabajo de tres generaciones de fotoreporteros, de los que fueron iniciadores Agustín Víctor y su hermano Miguel, seguidos por Gustavo, Ismael, Dolores, Piedad, Mario e Ismael hijo…..”

(https://culturacolectiva.com/historia/pioneros-del-fotorreportaje-los-hermanos-casasola).

También puede verse:

(https://mxcity.mx/2018/09/10-fotos-geniales-y-famosas-del-archivo-casasola/);

(https://www.pinterest.com.mx/marswalka/archivo-casasola/);

(http://dmguam.blogspot.com/2018/12/los-hermanos-casasola.html);

https://www.mexicodesconocido.com.mx/la-revolucion-mexicana-a-traves-de-las-imagenes-del-archivo-casasola.html

Ezequiel Martínez Estrada (474) “….Nació en Santa Fe, el 14 de septiembre de 1895. A sus veinte años, comenzó a trabajar como personal administrativo del Correo Central de Buenos Aires, cargo que ejerció durante treinta años, hasta 1946. Sin embargo, pasó a la historia por otra cuestión y con nombre propio: Ezequiel Martínez Estrada, uno de los autores más reconocidos, logró con el tiempo estar presente en cualquier obra crítica e historiográfica de la literatura argentina.

Durante fines de la década de 1910 y principios de 1920, se vinculó con distintas personalidades que conformaban, en ese momento, el canon intelectual de las letras. Leopoldo Lugones era uno de los autores más leídos y se convirtió en una suerte de padrino y mentor literario del joven Ezequiel. El primer género con el que comenzó fue con la poesía, y así llegaron sus primeros textos como Oro y piedra (1918), Nelifelibal (1922) Motivos del cielo (1924) Argentina (1927) y Humoresca (1929). Con este último, había ganado el Premio Nacional de Literatura.

Sin embargo, a partir de la década del treinta, abordó la narrativa que ya nunca iba a abandonar. Gran lector del alemán Oswald Spengler, quien había escrito La decadencia de Occidente. Bosquejo de la morfología de una historia universalMartínez Estrada se inspiró profundamente y, a partir de allí, reflexionó sobre la propia historia argentina. Cuando en 1930 se produjo el Golpe de Estado contra el segundo gobierno de Hipólito Yrigoyen, aquellos signos decadentes de los que hablaba Spengler, Martínez Estrada también los confirmó en la Argentina……

Es en 1933 cuando publicó Radiografía de La Pampa, un ensayo en el que trató distintas aristas de una de las temáticas más tensas como apasionantes: la cuestión del ser nacional. Con este texto, por el que ganó el Premio Nacional de Letras cuatro años después, exploró las andanzas de una Argentina claramente en crisis. E intentó explicar esa crisis y decadencia como los efectos de estructuras y configuraciones que, históricamente, se negaban y solapaban. Retomando las ideas de Spengler sobre el desarrollo histórico, también abordó algunas teorías psicoanalíticas de Freud con las que atravesó el análisis de la realidad argentina. Como si se tratara de un sueño, el contenido onírico debía interpretarse de modo que alcanzara el conocimiento verdadero; y ese conocimiento tal vez estaba en el origen de todo, durante el nacimiento de la propia Argentina.

Así, Martínez Estrada realizó su ensayo como si fuera una radiografía, un gesto a contraluz para sacar de las sombras lo que estaba oculto. “Radiografía de La Pampa significa, para mí, una crisis, por no decir una catársis, en que mi vida mental toma un rumbo hasta entonces insospechado. Diré que fui enrolado en las filas del servicio obligatorio de la libertad de mi patria”, dijo una vez el propio escritor…..

Luego, llegaron otros ensayos, más poesía, biografías, críticas, un viaje a Cuba donde ocupó el puesto de director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Casa de las Américas en La Habana y más. No obstante, se dice que tuvo muchos detractores que vilipendiaban su obra en vida e, incluso, después de su muerte, en Bahía Blanca, el 4 de noviembre de 1964. Pero más tarde llegó la reivindicación, gracias a las lecturas y relecturas de autores como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Noé Jitrik, Juan José Saer, Ricardo Piglia, Liliana Weinberg, Teresa Alfieri, Horacio González, Adriana Lamoso, Nidia Burgos, entre muchos otros. 

Entre ellos, está también Christian Ferrer, sociólogo y escritor, con quien conversamos y nos contó más acerca de la obra de Ezequiel Martínez Estrada……

-Si yo nunca hubiera leído a Martínez Estrada, me gustaría comenzar por La cabeza de Goliat, un libro escrito con amor y reticencia para con la gran ciudad, pero a la vez con cierto humor negro que suscita el nerviosismo del lector. Allí se deja en claro que la Argentina es un país mal diseñado, que la desproporción entre el puerto y las provincias era un problema que no ha hecho más que agravarse. Pero sin dudas quien quiera leer su mejor libro, debe comenzar por Radiografía de la Pampa, un libro que no deja indemne al lector, porque es una advertencia muy meditada y muy argumentada de los males nacionales, que, de no ser abordados, perjudicarían en grado sumo al país, y esos males no han hecho otra cosa más que acrecentarse. Su libro sobre la gauchesca y el mundo desaparecido de los gauchos –Muerte y transfiguración del Martín Fierro– es una elegía melancólica y dramática, imprescindible si se quiere entender cuánto fue destruido para hacer un país supuestamente rico en mieses y ganado. Igual, yo tengo preferencia por su libro sobre Hudson –El mundo maravilloso de Guillermo Enrique Hudson– porque es bello y gorjeante, un gran elogio del paisaje argentino, a la vez que contiene páginas diamantinas acerca de los pájaros que viven en nuestro territorio…..”

(https://www.cultura.gob.ar/ezequiel-martinez-estrada-el-ensayista-del-siglo-xx-argentino-9488/).

También puede verse:

(https://www.escritores.org/biografias/385-ezequiel-martinez-estrada);

(https://www.ensayistas.org/filosofos/argentina/eme/introd.htm);

(https://www.todo-argentina.net/biografias-argentinas/ezequiel_martinez_estrada.php?id=599);

(https://www.youtube.com/watch?v=1II_94vKpAk, Canal Encuentro);

(https://www.youtube.com/watch?v=2BZdUWbh1hY, Canal Eudeba);

(https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/martinez_estrada.htm, Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004))

(https://www.britannica.com/biography/Ezequiel-Martinez-Estrada);

 Tomás Eloy Martínez (478) – “….Tomás Eloy Martínez nació en Tucumán, Argentina, el 16 de julio de 1934. Se graduó como licenciado en Literatura Española y Latinoamericana en la Universidad Nacional de Tucumán y, en 1970, obtuvo una Maestría en Literatura en la Universidad de París VII.

Ejerció como crítico de cine para el diario La Nación entre 1957 y 1961 y fue jefe de redacción del semanario Primera Plana hasta 1969. Entre este año y 1970 fue  corresponsal de la editorial Abril en Europa, con sede en París. Posteriormente fue director del semanario Panorama y dirigió el suplemento cultural del diario La Opinión hasta 1975 en que tuvo que partir al exilio en Caracas, Venezuela, debido a las amenazas de la Triple A.

En Venezuela continuó su labor periodística como editor del Papel Literario del diario El Nacional y fue asesor de la Dirección de ese mismo diario. Eloy Martínez fue fundador de El Diario de Caracas, del que fue director de Redacción.  En 1991, participó en la creación del diario Siglo 21 de Guadalajara, México, que salió durante siete años, hasta diciembre de 1998.

Pudo regresar a Buenos Aires donde continuó con su intensa vida profesional, sus colaboraciones iban desde formar parte de la Cooperativa de Periodistas Independientes que editaba la revista El Porteño hasta la creación del suplemento literario Primer Plano del diario Página/12 de Buenos Aires, que dirigió hasta agosto de 1995.

Desde 1995 hasta 2009 fue profesor distinguido de Rutgers, The State University of New Jersey.

Fue columnista permanente de La Nación de Buenos Aires, El País de Madrid y The New York Times Syndicate.

Recibió títulos de doctor honoris causa de la Universidad John F. Kennedy de Buenos Aires y de la Universidad de Tucumán.

Ha sido fellow del Wilson Center de Washington DC, de la fundación Guggenheim y del Kellogg Institute de la Universidad de Notre Dame, Indiana.

Fue, junto a Horacio Verbitsky, uno de los docentes de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada por su entrañable amigo Gabriel García Márquez.

El 24 de junio de 2009, fue incorporado a la Academia Nacional de Periodismo.

Eloy Martínez de casó tres veces y tuvo siete hijos. Su última pareja fue Gabriela Esquivada, ex periodista de la revista Veintitrés, y escritora.

Tomás Eloy Martínez falleció de un tumor cerebral a causa de un cáncer que sufrió durante años el 31 de enero de 2010 en Buenos Aires.

Novela: Sagrado (1969)…La novela de Perón (1985)….La mano del amo (1991)….Santa Evita (1995)….El vuelo de la reina (2002)….El cantor de tango (2004)….Purgatorio (2008).

PREMIOS: Premio Internacional Alfaguara de Novela (2002)….Premio Cóndor de Plata (2008)….Premio Ortega y Gasset (2009)….”

(https://www.escritores.org/biografias/2070-juarroz-roberto-sp-1040800127).

También puede verse:

https://periodistas-es.com/tomas-eloy-martinez-el-escritor-de-la-argentinidad-139780

(https://www.lecturalia.com/autor/1266/tomas-eloy-martinez);

(https://fundaciontem.org/biografia/);

(https://www.biografias.es/famosos/tomas-eloy-martinez.html);

(https://www.researchgate.net/publication/28061014_Tomas_Eloy_Martinez_una_bibliografia, por Cristine Fickelscherer Mattos);

 Apéndice

La meta del siglo XX para AL sería unir la cultura con la historia….Alcanzar la modernidad reduciendo la distancia entre la fragmentación política y la unidad cultural….(462) –

La continuidad de la cultura latinoamericana (indoafroiberoamericana) y la falta de esta continuidad en la vida política y económica de AL (466) -

Cultura  y  sociedad  en   América Latina:  una revaloración* , por Rodolfo Stavenhagen    

 EN: https://estudiossociologicos.colmex.mx/index.php/es/article/view/1247

.

 

“….UNA  DE  LAS COSAS QUE A MENUDO SORPRENDE  a  observadores  externos  respecto  a   América Latina  es la aparente unidad  cultural  de la  docena  y media  de   países  en onde  el español  es idioma  oficial.  De hecho,  exceptuando   quizás  el  área  cultural  árabe,  hay pocas regiones en  el  mundo en donde un   número  tan amplio de estados independientes  compartan un  idioma   común  y, hasta  cierto punto, una  historia,  una   religión y un conjunto  de valores y un  ethos  comunes.   Además,   y con   razón,   a  Brasil  se  le  incluye  a veces en la lista,  a pesar de que son muchas sus di- ferencias  con  las  naciones hispanoamericanas. 

 

Desde  hace   más    de  un  siglo,  los  intelectuales   latinoamericanos han   intentado   conscientemente   construir   una   cultura   e   identidad  propias  para   América  Latina.  Por  cierto, este esfuerzo  colectivo no  ha sido ajeno  a los intereses  politicos tendientes  a  forjar  la unidad   econó-mica  y  política   de   Latinoamérica;   sin  embargo,  ambas  tendencias  no  deberán  ser confundidas  porque representan,  de hecho, dos  dinámicas distintas.

 

Podría   incluso  afirmarse  que  hemos  tenido éxito   en  lo  que  respecta  al  nivel  cultural  que  en  los  niveles   económico   y   político.  El  concepto  mismo  de   "América  Latina"  no  tuvo  su  origen  en  el  subcontinente.  Fue  acuñado  por  un  apologist a   francés  de  la  corte  de Napoleón   III,  quien  vio  en  "La   Latinité"  un  argumento ideológico  apropiado  para  contrarrestar  el expansionismo  anglo-americano  en  el continente,  favoreciendo  a  la  vez sus propias intenciones  imperialistas.

 

En  un  principio,  nuestros  intelectuales  liberales  no  aceptaron  de buena  gana esta  "latinidad"  de   Inspiración francesa;  muchos  de  ellos eran  incluso  más   propensos  a  buscar   inspiración   en  los  Estados  Uni-dos y su Doctrina Monroe,  identificados   éstos  con   el

 progreso  y  la mo- dernidad.  Los  llamados  "pensadores"  del  siglo  xix   veían   a  Estados  Unidos  como  el  modelo  a  seguir  en  la  lucha  por  la  "segunda  emanci- pación",  la  cultural,  que   tendría   lugar   después   de  la  independencia  política. En  los  países  hispanos,  la  élite  intelectual  estaba  generalmente  dividida  entre grupos  tradicionales  y conservadores,  fuertemente  identificados  con  la  herencia  española  y  católica,   y  los elementos  moderni-

zadores  y progresistas,  que  rechazaban  esa tradición,   considerándola  como  feudal  y  retrógrada,   y deseaban  al mismo tiempo incorporar  a  la cultura  latinoamericana  algo de la  ilustración  francesa,  del  racionalis mo   británico   y  del  pragmatismo  y  empirismo  norteamericanos. 

 

Sin embargo,  en  la medida  en  que  las presiones   políticas   y  económicas  asociadas  al  destino  manifiesto  yanqui  empezaron  a  hacerse  sentir  en  el desarrollo  de   América  Latina,  sobre  todo  a partir  de  mediados  del siglo pasado,  las nuevas generaciones de intelectuales  "latinos"    se  volvieron   más    críticas   respecto  al  modelo  cultural  anglo-americano.    Sobrevino   entonces   una    tendencia    a   "mirar    hacia  adentro",  con  el  objeto  de  buscar  las raíces   culturales  y  la  identidad  no  en  modelos  extranjeros  sino  en  las propias  sociedades  latinoameri-canas,   en  su   composición   étnica  e   histórica….

 

La búsqueda de raíces,  de  una  identidad  propia,  en  contraposición  a la  simple trasposición  y  adaptación  de modelos  culturales  fran-

ceses, británicos o norteamericanos  a  las circunstancias  nacionales,  se 

tornó casi una obsession  para  muchas  generaciones  de escritores,  artis-

tas, músicos y filósofos latinoamericanos,  en  una  actitud  estrecha-

mente  relacionada  con  el  proceso politico y económico de  la  "construcción  nacional".

 

Detrás de todo  ello,  se encontraba,  por  supuesto, una elección

política. Después del fracaso  del sueño unitario  bolivariano 

de una  sola nación americana  de California  a  la Tierra  del Fuego,  que 

pudiera   contrarrestar    la   ya   entonces   evidente   amenaza   que   la  

hegemonía  norteamericana   representaba   para   el   continente,   los  

nuevos  estados  independientes  tuvieron  que  desarrollar  las  formas  y 

contenidos  de  sus  verdaderas  "culturas  nacionales", inventándolas

y creándolas allí donde  aún no existían, como  era  efectivamente  el  caso 

en  todas  partes.  Y éste suele  ser un  proceso  lento  y doloroso  que    aún   

no  se ha  completado  en América Latina.

 

Así,   se dio una  profunda contradicción en  este proceso  de  evolu-

Ción cultural  entre  la  búsqueda de una verdadera  identidad  "america-

na" y el casi desesperado anhelo de "progreso"  y "modernidad".  Es-

to último suponía deshacerse  de  las  trabas  de  un  degradante  pasado 

colonial y feudal  para acoger  los valores y las instituciones  importados 

de Europa  y Estados  Unidos.  A  su vez, la búsqueda de una  verdadera 

identidad  americana  significaba  el  rechazo  a  los  modelos  extranjeros 

npuestos  de  manera  artificial  y  la elaboración de  lo  que podría llamarse

una  "cultura  nacional".  Esta contradicción ha caracterizado  la  historia 

cultural  de América Latina  por  más   de un  siglo  y  permanece aún   en 

el centro  de  los  grandes  debates  culturales  que  tienen  lugar  en la  actualidad.

 

Otra  de  las  contradicciones  importantes  en  este  proceso  se  fue 

lando  entre  la necesidad  de una cultura  nacional,  por  un lado,  y la in-

tegración a  una  cultura  regional  o  continental,  por  otro.  Mirar  hacia 

adentro  no sólo significó el  rechazo  a  modelos   extracontinentales  

—aun  cuando  estos  modelos  no  fueron  nunca  realmente  rechazados 

sino,   por  el  contrario,  activamente  incorporados  y absorbidos  por  la 

cultura  latinoamericana  a lo  largo  de un  proceso que  ha  representado 

ambigüedades permanentes  y  persistentes  en  el  desarrollo  cultural  de 

América Latina.  Mirar  hacia  adentro significó también subrayar  lo 

distintivo  de  lo  nacional  frente  a  los  rasgos  culturales  comunes  com-

partidos  por  otros países.

 

Esta situación, sin embargo,  no  fue  de  ninguna manera producto de decisiones 

subjetivas  o arbitrarias por  parte de  las élites  culturales  del continente,  sino 

el resultado de  la  fragmentación política y cultural  que  tuvo  lugar  tras  el

resquebrajamiento  del imperio  español. 

Tres  siglos de dominio  colonial habían creado  en América Latina una  estructura

Económica y  una administración política fuertemente entralizadas  en España, 

cuyo principal éxito había sido, sin embargo, incorporar  todas  las regiones dispares de

Latinoamérica en una  red  de unidades  funcionalmente  interrelacionadas.

Había más   contacto  e intercambio entre las provincias americanas  del imperio español  durante la  época colonial, que entre  los estados independientes  de la región

durante  el siglo xix  y principios  del xx.  Contrariamente  a lo que  ocurrió

en  los  Balcanes  un  siglo después cuando, después del   resquebrajamiento de los

imperios otomano y austro-húngaro, cada una de las naciones  preexistentes  pudo

finalmente  establecer  su  propio  Estado, en Latinoamérica  los nuevos estados  fueron  a menudo creados para satisfacer  las ambiciones  de líderes politicos   o militares,  o de

pequeñas  camarillas  dominantes,  y la tarea  de formar  una nación  que diera contenido  y sustancias  a ese cascarón politico y militar  fue  dejada  para  después.

La elaboración de una  cultura  nacional  se transformó en un objetivo primordial  de los nuevos estados de América Latina una vez que se apaciguaron  los desórdenes politicos del periodo  posindependencia y que  pudo  alcanzarse  cierta  estabilidad económica…..

 

La  demanda  de  los pueblos  indios  de  ser escuchados  y de  partici-

Par íntegramente en  el  desarrollo  de  las  naciones  latinoamericanas 

plantea algunos problemas  serios respecto a las políticas  culturales  que 

siguen  los  gobiernos,  cuestionando  a  la  vez  la  tradicional noción

del “Estado  nacional"  en América Latina.  El  concepto  dominante  de 

una cultura  "nacional" única, tal como  la  ha  definido  la  clase  dirigente

 y el Estado,  parece estar erosionándose y dando lugar  a una  mayor  con-

ciencia  del carácter multiétnico, plural  y  culturalmente   diversificado  

de las  sociedades  latinoamericanas. Esta  relativamente  nueva  percep-

ción de la cultura latinoamericana  plantea  un reto  a los  planificadores 

de políticas culturales. Algunas  naciones  se han  enfrentado  a este reto

con espíritu creativo, flexible,  y respetuoso ante  las culturas  populares 

minoritarias.  Otras  no  han  sido  capaces  aún   de  superar  sus  nociones 

tradicionales  y  elitistas  respecto  a  la  cultura.  A  esta dicotomía  debe

ahora  agregarse,  como un fenómeno relativamente  reciente,  la  rápida

penetración y expansión de  los  medios  de comunicación masiva  y  de 

las industrias  culturales   que  se encuentran  fundamentalmente  bajo  el 

control  de empresas  transnacionales. 

 

Hoy  en  día, la configuración de  la  cultura  latinoamericana  debe 

necesariamente  encontrar  un  equilibrio  entre  el  concepto  tradicional 

de culturas  nacionales  dominantes,  las  culturas  populares  e indígenas 

que  vuelven  a  emerger  y  los  gustos  y  modelos  que  imponen  masiva-

mente  en  el mercado  las  nuevas tecnologías de  las  industrias  cultura-

les…..”

 

*Este trabajo  fue  presentado  en  el Simposio  sobre alternativas  futuras  de

  América  Latina,  organizado  por  la Universidad  de las.Naciones  Unidas,  ante un

  Público internacional  que no  necesariamente   conocía  de cerca  los  problemas  de

  La  cultura  y la  sociedad en América  Latina,  en julio  de  1985.   Traducción

  del  original  en inglés por  Marina Stavenhagen.

 

También puede verse:

(https://journals.openedition.org/polis/4122, por Carlos Tünnermann Bernheim);

(https://www.slideshare.net/leonelacarmen/sociedad-pensamiento-y-cultura-en-america-latina-o-latinoamerica);

(https://www.redalyc.org/pdf/5350/535055499003.pdf, por Guillermo Castro H.);

(https://www.redalyc.org/pdf/105/10502808.pdf, por Nelson Acosta Espinosa);

(https://nuso.org/articulo/cultura-politica-y-constituciones-en-america-latina/, por Javier del Rey Morató);

(http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20130718114959/eduardo_bolan.pdf, por Eduardo Nivón Bolán);

(https://journals.openedition.org/polis/5694, por Helio Gallardo);

(https://revistas.uptc.edu.co/index.php/historia_memoria/article/view/5820, por Adriana Rodríguez Franco);

(https://dlc.dlib.indiana.edu/dlc/bitstream/handle/10535/9699/LIBRO%20religi%C3%B3n%20pol%C3%ADtica%20y%20cultura.pdf?, por Cristián Parker G.);

(https://revistacienciassociales.ucr.ac.cr/images/revistas/RCS103_104/02HERAS.pdf, por Leticia Heras Gómez);

(https://www.researchgate.net/publication/28318384_Cultura_politica_acercamiento_conceptual_desde_America_Latina, por Cecilia Millán La Rivera).

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