En
pocas palabras. Javier J. Jaspe
Washington D.C.
La serie que continuamos hoy ha sido inspirada por un importante libro del renombrado autor mexicano, Carlos Fuentes, fallecido en 2012, considerado por muchos como una obra capital para el conocimiento de la historia y cultura latinoamericanas. Me refiero a El espejo enterrado, con el cual Fuentes aporta su luminosa y aleccionadora visión de los primeros 500 años transcurridos desde el descubrimiento de América por Cristobal Colón en 1492. Esta obra fue publicada en su primera edición en México en 1998 y la que utilizamos corresponde a la décimacuarta reimpresión (Taurus bolsillo), junio 2005, 590 páginas.
El objetivo
de la serie no es realizar un análisis de este libro, sino el de aportar breves
textos adicionales encontrados en Intenet, sobre temas y personajes mencionados
en el mismo, en las páginas que se indican entre paréntesis al lado de cada
tema o personaje. Otros temas y personajes podrán agregarse, caso en el cual se
mencionará al lado: (jjj). Los textos de Internet se transcriben en itálicas,
en español o inglés, según sea el caso, con indicación de su fuente. Este centésimo
tercer artículo se refiere a temas y personajes que van desde Esteban
Echeverría (1801-1851) hasta José Victorino Lastarria (1817-1888). Veamos:
Esteban
Echeverría (412) – “….José Esteban Echeverría Espinosa fue un
escritor y poeta argentino, que introdujo el romanticismo en su país. Perteneciente
a la denominada Generación del 37, es autor de obras como Dogma Socialista, La
cautiva y El matadero, entre otras…..
Esteban Echeverría nacio en Buenos Aires el 2
de septiembre de 1805. Era hijo de la argentina doña María Espinosa y del vasco
español José Domingo Echeverría. Durante su primera infancia perdió a su madre.
Estudia varios años en el Colegio de Ciencias Morales; lo abandona a fines de
1823, a pesar de haber sido estudiante aplicado. Ingresa como dependiente en la
fuerte casa comercial Lezica Hermanos. Como su primera juventud fue en extremo
borrascosa y desarreglada, resuelve regenerarse moralmente y completar su
educación en Europa…..
Esa ausencia de la patria (1825-1830) le es muy
provechosa. En París sigue los cursos más variados, se familiariza con las
tendencias literarias ideológicas en boga, forma una sólida cultura de carácter
enciclopédico y se asimila infinidad de obras en francés e inglés. Con ese
importante bagaje retorna a la ciudad natal (junio de 1830) totalmente
transformado. Introduce en el Plata el romanticismo literario, suscitando una
fecunda renovación, y formula la doctrina del liberalismo político, impregnado
de altas preocupaciones sociales y pedagógicas….
En 1831 publica
sus primeros versos en diarios porteños, por más que en el viejo continente se
ejercitara en escriEn 1831 publica sus primeros versos en diarios porteños, por
más que en el viejo continente se ejercitara en escribirlos. En 1832 aparece
anónimamente su poema Elvira. La indiferencia con que se le recibe contrasta
con el desbordante entusiasmo y la cálida simpatía que suscitan después los
Consuelos (1834) y sus Rimas (1837), donde inserta la Cautiva, su mejor obra en
verso.
En 1837 se
abre el Salón Literario en la librería de don Marco Sastre, el futuro
educacionista y autor de Tempe Argentino. En el Salón se leen trabajos, se
diserta y discute. Echeverría es uno de sus grandes animadores…..
Como
Rosas ordena la clausura del Salón, Echeverría funda en su reemplazo una
sociedad secreta, la Asociación de Mayo, a la manera de la Joven Italia, de
Mazzini. El propio Echeverría y otros miembros conspicuos señalan el año 1837
como el de la fundación de la nombrada sociedad, pero investigaciones recientes
permites establecer que tal cosa acaece recién el 8 de julio de 1838. La
Asociación tiene filiales en las provincias de Córdoba, Tucumán y San Juan. En
sus filas militan la mayoría de los hombres que volvieron a organizar la
República después de Caseros, sobre la base de los principios expuestos en su
seno por Echeverría, y desarrollados en el Dogma Socialista obra publicada en
el Indicador, de Montevideo, el 1° de enero de 1839, y tirada aparte, con
algunas modificaciones, en 1846, en la capital uruguaya, precedida de la Ojeada
Retrospectiva.
Durante
algún tiempo Echeverría se dedica a las tareas rurales en su estancia "Los
Talas", cerca de Luján. Era una temeridad quedarse por más tiempo en el
país. Entonces emigra al Uruguay (fines de 1840). Inicia también en entre
nosotros los estudios de sociología y economía americanas y los de estética
literaria. Del resto de su producción cabe mencionar especialmente su
espléndido cuanto realista El matadero, el primero en su género escrito en el
Plata, y su Manual de Enseñanza Moral para las escuelas primarias (1846)….
Desde
la adolescencia tiene que luchar contra la enfermedad. Sufre continuamente de
los nervios y lo persigue su afección cardíaca. Su salud se agrava
considerablemente en 1851. Una dolencia pulmonar lo lleva a la tumba en
Montevideo el 19 de enero de dicho año. Las obras completas de Echeverría
fueron compiladas por su entrañable amigo, don Juan María Gutiérrez, en Buenos
Aires (1870-1874)…”
(https://www.todo-argentina.net/biografias-argentinas/esteban_echeverria.php?id=312(. También puede verse:
(http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/esteban-echeverria-y-la-fundacion-de-una-literatura-nacional/html/51a23f9a-5257-11e1-b1fb-00163ebf5e63_3.html, por Carlos Damaso Martínez);
(http://www.cervantesvirtual.com/portales/esteban_echeverria/autor_vida_obra_trayectoria/);
(https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/433/Esteban%20Echeverria);
(http://www.uwosh.edu/faculty_staff/cortes/classes/Spring2005/420/Echeverria.html);
(https://www.britannica.com/biography/Esteban-Echeverria-Argentine-writer);
(https://www.biografiasyvidas.com/biografia/e/echeverria_esteban.htm#:~:text=(Jos%C3%A9%20Esteban%20Echeverr%C3%ADa%3B%20Buenos%20Aires,de%20padre%20a%20temprana%20edad., por Ruiza, M.,
Fernández, T. y Tamaro, E. (2004));
España culpable de males de hispanoamérica? (411) – “….Un reciente discurso pronunciado por Gonzalo Anes en el Banco de España (con motivo de la entrega PREMIO DE ECONOMÍA REY JUAN CARLOS) afirma lo siguiente: 1) Que la época colonial española fue mejor, más rica y más respetuosa con los indígenas que la colonización inglesa en América y 2) Que es un error (y una tergiversación de la historia) culpar al reino de España, durante los siglos XVI al XIX, de los fracasos que América Latina viene cosechando durante los dos últimos siglos (siglos XX y XXI); además, asevera Gonzalo Anes que no hubo por parte de España una explotación colonial mayor en América que la realizada por Inglaterra en lo que luego fueron los EEUU. Vamos a desarrollar brevemente estas 2 afirmaciones de Anes.
Para la primera
afirmación Anes compara el grado de urbanización en los virreinatos de El Perú
y de la Nueva España con la franja occidental de lo que son hoy los Estados
Unidos de América (la ocupada por las que habían sido las trece colonias antes
de su independencia). En aquella franja atlántica, a finales del siglo XVIII,
solo había seis ciudades con más de 8.000 habitantes, en las que vivía el tres
por ciento de la población total del país. De esas ciudades, las más pobladas
eran Nueva York y Filadelfia, con alrededor de 30.000 habitantes cada una.
Ninguna de ellas podía equipararse en carácter urbano y en monumentalidad a
ciudades como México, la Puebla de los Ángeles, Veracruz, Zacatecas,
Guanajuato, La Habana, o Lima, Quito, Santa Fe y Buenos Aires, porque el
desarrollo económico alcanzado era menor en los ya independientes Estados
Unidos.
Para la segunda
afirmación, más importante que la primera, Gonzalo Anes señala que las grandes
diferencias de hoy, entre EEUU e Hispanoamérica no se generaron en la llamada
«época de la colonia» (en las Indias jamás se organizó un régimen colonial,
sino virreinal, análogo al de otros territorios de las Coronas de Castilla y de
Aragón). Esas diferencias se generaron desde que se desintegraron los
virreinatos en las naciones de hoy, ya que, desde entonces y muy gravemente en
el siglo XX, no gozaron de regímenes parlamentarios estables, ni se respetaron
preceptos constitucionales que, como en Estados Unidos, asegurasen el respeto a
la propiedad privada y que hubiera una justicia independiente que garantizara
el cumplimiento de los contratos. La diferencia es que EEUU goza de un alto
nivel de vida y América Latina tiene una buena parte de la población que sufre.
¿Es cierto o
falso lo que dice Anes? ¿Se admite como cierto que España es la culpable de los
problemas de Hispanoamérica, cuando parece que es falso? ¿Los movimientos
revolucionarios e independentistas en la América Hispana desde finales del
siglo XVIII hasta los actuales que lideran Fidel Castro, Rafael Correa, Hugo
Chavez, Evo Morales, se fundaron y se fundan en versiones del pasado que no se
corresponden con la realidad histórica? ¿Fue la colonización inglesa en América
mejor que la española? ¿Debe España pedir perdón por la colonización como
pretende Fray Bartolomé de las Casas?....”
( https://economy.blogs.ie.edu/archives/2007/02/se_puede_culpar/ Escrito el 5 febrero 2007 por Rafael
Pampillón en América Latina).
También puede verse:
(https://disidentia.com/espana-el-actual-culpable-de-los-males-de-hispanoamerica/, por Alberto Garín);
(https://www.abc.es/espana/20150428/abci-mito-genocidio-america-201504271956.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F, por César Cervera);
(https://www.jstor.org/stable/40977930?seq=1);
(https://elpais.com/elpais/2016/05/02/opinion/1462213464_344053.html, por María José Villaverde);
(https://www.youtube.com/watch?v=t918VibrmI8&feature=youtu.be, Academia Play);
(https://www.abc.es/cultura/abci-verdad-espanoles-fueron-malos-conquista-america-201810151736_video.html, Atlas España);
(https://www.elespanol.com/cultura/historia/20181012/genocida-conquista-america-desmontando-leyenda-dia-hispanidad/344716027_0.html, por David Barreira);
(https://www.historiadelnuevomundo.com/en/the-black-antispanish-legend/);
Vacío cultural ante el rechazo de hispanoamérica independiente a la tradición española (411, 412) – “….La reflexión sobre el tema de la cultura hispanoamericana comenzó con los próceres de la Independencia hacia finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Mientras sus países no lograran la emancipación de la monarquía española, sus pensadores y escritores difícilmente pudieron haber discutido o escrito sobre el tema, porque todavía vivían sofocados bajo la cultura del coloniaje español, vicario del Vaticano1. La legislación de este sistema se encargó muy pronto de limitar no sólo el conocimiento y la lectura, sino que, por la cédula de 4 de abril de 1531, refrendada por otras posteriores, prohibió en los territorios americanos, denominados erróneamente entonces Indias, «libros de romances de historias vanas o de profanidad» por considerar su lectura mal ejercicio condenable, como lo recuerda incluso Menéndez y Pelayo (1856-1912) quien comentó en 1893: «No sorprende, en verdad, la falta de libros de caballerías y otras invenciones novelescas, puesto que sobre ellos pesó algún tiempo en las colonias dura proscripción» (1893, I: xviii)2. De ahí que también el mismo crítico literario español introdujera en su vocabulario los términos antagónicos de «literatura sagrada», que debía seguir la imaginación sobrenatural del sistema oficial, y la «literatura profana», que seguía la imaginación natural. El historiador argentino Vicente G. Quesada (1830-1913) tuvo una visión mucho más cercana de las consecuencias de las cédulas de la monarquía católica, que a su vez se orientaban por las bulas de los pontífices: «[...] la persecución contra los libros llamados prohibidos, era una verdadera persecución contra los medios de instruirse y emanciparse de la rutina vergonzante de la enseñanza y de la opresión teocrática sobre el espíritu de los americanos» (1917: 240)3. Por otra parte, también señala que en previsión del futuro, los sacerdotes predicaban especialmente entre los niños una nueva «divisa moral: pensar es una tentación demoníaca» (1917: 20). Sin embargo, a despecho de esos esfuerzos de los religiosos. Quesada hacer ver que los americanos pensaron muy diferentemente de los españoles, pues «las ideas nuevas penetraron en las colonias en las postrimerías del siglo XVIII para estallar en el movimiento de emancipación de tan menguadas reglas de gobierno, y constituirse naciones independientes en los comienzos del siglo XIX» (1917: 240). Sólo entonces comienza en algunos de los más preclaros escritores hispanoamericanos una reflexión sobre la realidad, la historia y la cultura hispanoamericana. En ese nuevo ambiente, e inmediatamente después de la Independencia política, se puede percibir el esfuerzo solitario del humanista venezolano Andrés Bello (1781-1865), que echaba los fundamentos para edificar lo que sería la cultura hispanoamericana. Y de otro venezolano, Simón Rodríguez (1769-1853), maestro del libertador Bolívar. Del empeño de estos grandes humanistas se ocupará en el siglo XX otro venezolano, Mariano Picón-Salas (1902-1965). De la obra del primero señaló: «[...] traza los lineamientos de lo que debería ser la Cultura hispano-americana en aquel instante alboral en que nuestros países rompían el enclaustramiento de la Colonia» (Picón-Salas 1952: 315)4. Del segundo, a su vez, afirmo que fue «el más revolucionario y el más americano de los pensadores», en cuyos breves escritos en los que «asoma entre desconcertantes apotegmas una sonrisa socrática, marcan una inspiración educativa que quiere arraigarse en la tierra nuestra» (1949: 135)5…..
(http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/andres-bello-y-mariano-picon-salas-de-la-cultura-egocentrica-y-narcisista-a-la-cultura-democratica/html/13bf55ab-f809-48bd-84ef-07c446f043a5_5.html, por Oscar Rivera Rodas)
(http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/handle/10915/64269/Documento_completo.pdf-PDFA.pdf?sequence=1&isAllowed=y, Osvaldo Barreneche, Andrés Bisso, Jorge Troissi
Meleán, Coordinadores)
(https://digitalrepository.unm.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1033&context=abya_yala, Guillermo Boccara, Editor)
(https://www.fundacionareces.es/fundacionareces/es/actividades/las-consecuencias-economicas-de-las-independencias-de-los-paises-de-iberoamerica.html, por Leandro Prado de la Escosura)
(https://www.monografias.com/trabajos/indephispa/indephispa.shtml, enviado por axemt)
(https://www.youtube.com/watch?v=m9Insp6H1pA, unProfesor)
Liberales y conservadores en hispanoamérica independiente… (412, 413) – “….Tras la superación del yugo colonial español, las jóvenes naciones de América Latina asumieron de modo diferente tanto el ejercicio de la política como la implementación de disposiciones jurídicas y administrativas para funcionalizar al Estado. A su vez, una economía precaria y el progresivo endeudamiento con las potencias capitalistas, terminaron por entorpecer el progreso romántico que idealizaron los héroes independentistas, quienes fungían como dioses protectores de las repúblicas. Con la emancipación, de acuerdo con Marcos Kaplan:
“América Latina perdió aquella unidad
político-administrativa que de modo formal y precario gozara en la era
colonial, y terminó por fragmentarse en dos decenas de repúblicas
independientes y divorciadas entre sí. El atraso heredado, la perduración de
estructuras arcaicas, el desarrollo capitalista incumplido o insuficiente, la
consiguiente generación de tendencias centrífugas de todo tipo, la dependencia
externa y la acción deliberada de las grandes potencias, contribuyeron
poderosamente a crear y a consolidar esta división, que subsiste hasta la
fecha” (129).
Así, pues, una de las consecuencias más graves del proceso de
separación regional fue el exacerbamiento de hegemonías políticas y económicas
revestidas con cuestionables altruismos y sentimientos nacionalistas. Los
grupos hegemónicos -conformados principalmente por hombres letrados, religiosos
adscritos al alto clero, militares de alto rango, poderosos comerciantes y
dirigentes políticos- preservaron la estructura conservadora y católica
establecida desde la Colonia con el fin de mantener la homogeneización
ideológica conveniente a los intereses de España.
Las hegemonías establecieron “pequeñas soberanías” (Kaplan,
131) que acrecentaron fragmentaciones nacionales y regionales en defensa de
intereses propios y partidistas. Esta dinámica animó cruentas guerras
intestinas en los primeros años de las independencias en América Latina, y
enfrentó entre sí a las facciones conservadoras y liberales; ambas con
diferencias sustanciales en lo concerniente a la estructuración de una política
nacional. Si bien la empresa independentista fue sinónimo de un proyecto
liberal, inspirado por el librepensamiento europeo, no resultó fácil evitar la
caracterización de “una sociedad jerárquica e inflexible” (Orrego Penagos,
70).
A la pugna entre conservadores y liberales por el poder se
sumaron, de manera creciente y negativa, factores como la continuación de la
dependencia externa, importantes fracturas administrativas interinas y la no
concreción de un proyecto político unificado. La conjunción de estos fenómenos
fue perjudicial puesto que surgió un escenario nacional “centrífugo y
divergente” (Kaplan,
133) que dificultó progresos sociales, civiles y, desde luego, económicos. Así
el panorama, el fortalecimiento del Estado, entendido como “aparato político
diferenciado, especializado y permanente de acción política y administrativa,
dotado de una organización que se caracteriza cada vez más por la
centralización, la complejidad y las grandes dimensiones” (Kaplan,
44), sufrió graves perjuicios.
El alcance de la pugna entre poderes es todavía
más grave si se evalúa el referido Estado como una entidad cuya naturaleza lo
conduce también a “aspirar a la autonomía, la supremacía y la capacidad
totalizadora” (Kaplan, 44). ¿Cómo se vieron afectadas estas características de
cara a la concreción de repúblicas modernas e independientes si se querían
mantener valores conservadores en torno a la tierra y la fe? ¿Cómo se vieron
afectadas si se pretendía, también, imponer nuevas perspectivas civiles según
los intereses de las élites liberales? Intrínsecamente, las contiendas
partidistas en América Latina han legitimado y deslegitimado formas de
dirección política y procedimientos constitutivos de la vida institucional
nacional, muchos de ellos simbólicos. Desde esa perspectiva, cabe preguntarse,
por ejemplo, ¿cómo fue la relación entre Estado e Iglesia en las naciones de
América Latina en medio del enfrentamiento entre conservadores y liberales? Es
decir, ¿cómo se dieron los procesos de secularización de los estados? Responder
los mencionados interrogantes implica, en primera instancia, y desde lo
general, entender grosso modo algunas de las características definitorias de
los conservadores y los liberales en América Latina durante el siglo XIX…….”
(https://nexus.univalle.edu.co/index.php/nexus/article/view/8191/11196, por Alejandro Alzate Méndez). También puede verse: (https://www.redalyc.org/pdf/937/93700806.pdf, por Juan Luis Orrego Penagos); (http://ccat.sas.upenn.edu/romance/spanish/219/10sigloxix/resumen.html);
(http://hispanianova.rediris.es/6/articulos/6a004.pdf, por Rafael Rubiano Muñoz);
(https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-65682011000300025, Iván Jacksic y Eduardo Posada Carbó
(editores), Jorge Gaete Lagos);
(http://revistas.uned.es/index.php/ETFV/article/viewFile/3034/2894, por Sonia Alda Mejías);
(http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-69162016000200022, por Jaime Espejel Mena); (http://www.diputados.gob.mx/sedia/biblio/virtual/bicentena/doc_hist_inde/04_BB_liber_cons_mod.pdf). Igualmente, puede verse
Apéndice abajo sobre los casos de guerra entre liberales y conservadores en
Venezuela y México en el siglo XIX.
José Victorino Lastarria (412) – “….(1817 – 1888) …José Victorino Lastarria fue uno de los intelectuales liberales más destacados del siglo XIX y prolífero hombre de letras. Nació el 22 de marzo de 1817 en Rancagua. Realizó sus estudios en el Liceo deualme Chile, dirigido por José Joaquín de Mora y egresó del Instituto Nacional, perteneciendo así, a la primera generación de chilenos formados en la vida republicana. En 1836 recibió el grado de Bachiller en Sagrados Cánones y Leyes. Tres años más tarde fue nombrado profesor de Legislación y Derecho de Gentes en el Instituto Nacional. Durante este período Lastarria comenzó a creer en un liberalismo fundado en el desarrollo del individuo y de la libertad, lo cual implicaba una reforma de las conciencias, un plan de regeneración que suponía la des-españolización de la sociedad chilena y por ende, su descolonización cultural. Sus planteamientos respecto de la necesidad de crear una identidad propiamente chilena se cristalizaron en el ahora célebre discurso inaugural de la Sociedad Literaria de 1842, de la cual fue director.
En 1843 Lastarria ganó el certamen anual por el cual la Universidad
de Chile premiaba una memoria histórica. En
esa oportunidad presentó Investigaciones sobre la influencia
social de la conquista i el sistema de los españoles en Chile,
documento en que realizó una dura crítica a la herencia hispana presente en la
sociedad chilena de la época y al autoritarismo del sistema político legitimado
en la Constitución
de 1833.
En 1849 fue elegido diputado por Rancagua y encabezó la
oposición parlamentaria al gobierno de Manuel
Bulnes, creando un partido liberal nuevo,
ajeno a la división entre pipiolos y pelucones.
En octubre del mismo año redactó junto a Federico
Errázuriz su programa liberal,
titulado Bases de la reforma.
En este periodo, Lastarria se mostró incluso a favor de unir fuerzas con
la Sociedad
de la Igualdad, por lo que apoyó en 1851 al coronel Pedro
Urriola para evitar la elección de Manuel
Montt. El movimiento fue sofocado y varios
líderes de la oposición fueron detenidos y deportados a Lima, entre ellos
Lastarria. Regresó a Chile tres años después, trabajando como abogado y
reasumiendo sus actividades políticas.
En 1858 José Victorino Lastarria era diputado por Copiapó y
apoyó la fusión liberal-conservadora que
respaldaba la candidatura a la presidencia de José
Joaquín Pérez. Cuando éste fue electo, Lastarria
participó en su gobierno durante 1862 como ministro de Hacienda y más tarde
como diplomático en Perú y Argentina. Sin embargo, después de 1864, Lastarria
rechazó la fusión liberal-conservadora y criticó duramente al gobierno de
Pérez. Seis años más tarde se opuso decididamente a la candidatura de Federico
Errázuriz Zañartu, representante de la fusión. En 1875 fue designado ministro
de la Corte de Apelaciones y, al año siguiente, fue elegido senador por
Coquimbo. El mismo año, el Presidente Aníbal
Pinto lo designó ministro del Interior.
José Victorino Lastarria fue senador y ocho veces electo
diputado, presentando diversos proyectos
legislativos. También fue ministro y diplomático,
siendo incluso enviado a Río de Janeiro para impedir la participación del
Brasil en la Guerra
del Pacífico.
Hombre de ideas avanzadas en el contexto de la época, su obra
como ensayista y literato estaba
íntimamente ligada a su actividad política como diputado liberal y promotor de
reformas políticas que acabaran con el estricto control estatal de la vida
pública y abrieran el camino a una mayor participación de la ciudadanía en la
toma de decisiones. Su vida y obra han sido objeto de diversos estudios por
parte de destacados intelectuales chilenos, lo que reafirma la importancia
insoslayable de su producción estética y política en la construcción de nuestra
historia nacional…..” (http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-31493.html).
También puede verse: (https://www.bcn.cl/historiapolitica/resenas_parlamentarias/wiki/Jos%C3%A9_Victorino_Lastarria_Santander);
(https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lastarria.htm, Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004));
(http://webs.ucm.es/info/especulo/numero30/jvlastar.html), por Graciela Rubio)
Apéndice
Venezuela: Guerra Federal, por Nikita
Harwich Vallenilla
EN: https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/g/guerra-federal/
“….20.2.1859-24.4.1863……..
….Guerra civil venezolana, también conocida con el nombre
de Guerra Larga, Revolución Federal o Guerra de los Cinco Años, utilizada esta
última denominación por aquellos historiadores que sitúan el comienzo de la
guerra con los primeros alzamientos ocurridos contra el recién instaurado
gobierno de Julián Castro (mayo-julio 1858). Fue, después de la Guerra de
Independencia, la más larga contienda civil que haya asolado el territorio
nacional; y fue, para Venezuela, una prolongación de la Guerra de Independencia,
en cuanto a los problemas de carácter social y político dejados sin resolver
una vez lograda definitivamente la emancipación de España con las victorias de
1821 y 1823 y la separación de la Gran Colombia bolivariana en 1830……
Antecedentes: ……
Los
prolegómenos de la guerra:……
Consideraciones
generales: A pesar de
ser un fenómeno de crucial importancia para la comprensión histórica de
Venezuela, la Guerra Federal ha sido poco estudiada por la historiografía
nacional. Fuera de la importante obra de Lisandro Alvarado, Historia de la revolución federal en
Venezuela, publicada por primera vez en 1909, la mayoría de los
estudios sobre la guerra se han centrado sobre sus aspectos puramente
militares, o sobre la figura de Ezequiel Zamora, la cual ha sido objeto de una
polémica, aún no resuelta, acerca del carácter revolucionario de sus ideas y de
su acción política (según lo expone Federico Brito Figueroa en Tiempo de Ezequiel Zamora), en
contraposición con otra visión que lo sitúa dentro del contexto tradicional del
caudillismo decimonónico (tal como lo expresa Adolfo Rodríguez en Ezequiel Zamora). En todo caso,
debido a la falta de un estudio sistemático del fenómeno, se puede afirmar que
la Guerra Federal ha generado toda una mitología a su alrededor que ilustra la
complejidad de los problemas que planteó y aún plantea en la actualidad. Sin
pretender resolver estos problemas, se puede, en todo caso, señalar algunas
líneas directrices.
En primer lugar, la Guerra Federal no involucró a todo el
territorio venezolano. Los combates más importantes quedaron circunscritos a la
zona de los llanos altos y bajos (el territorio de los actuales estados
Barinas, Portuguesa, Cojedes, Apure y Guárico); varios brotes se registraron en
la zona central (estados Falcón, Lara, Yaracuy, Carabobo y Aragua), así como en
el oriente (principalmente en el territorio de los estados Anzoátegui y Sucre),
pero se trataba en estos casos de actividades de guerrilla que solo lograron
cobrar importancia en los últimos meses de la contienda. Regiones enteras del
país, como los Andes, Guayana y el Zulia se mantuvieron prácticamente al margen
de la lucha. En los Andes, particularmente, se rechazaron, en varias
oportunidades, las incursiones de los «vándalos de Apure». En segundo lugar,
los efectos de la guerra sobre la economía del país han carecido de una
evaluación precisa. Si bien es cierto que la ganadería quedó disminuida
(resultado lógico de la concentración de los combates en las zonas de tradición
pecuaria), aunque las estimaciones dadas de 7.000.000 de cabezas de ganado
perdidas han sido fuertemente cuestionadas, con toda la razón, por el
historiador Eduardo Arcila Farías en vista de su falta de verosimilitud, otros
rubros de la producción no sufrieron igual mengua. El café, en particular, extiende
su predominio en la zona andina y, en Guayana, se inicia el ciclo del «boom algodonero» provocado por
las incidencias de la Guerra de Secesión de Estados Unidos (1860-1865). El
problema aquí surge, en gran parte, debido a la carencia de cifras, producto
del desbarajuste de los organismos de control y fiscalización de las aduanas;
pero la falta de documentación estadística no equivale siempre a una ausencia
de producción.
Para lograr una comprensión del fenómeno, conviene
analizar la Guerra Federal desde el triple aspecto militar, político y social.
Durante el tiempo en que duró la contienda armada, el debate político, centrado
en Caracas, giró en torno a la oposición tradicional entre los sectores
liberales y conservadores. Roto el consenso inicial de la Revolución de Marzo
de 1858, Julián Castro buscó la alianza de uno u otro bando con el fin de
lograr su propia permanencia en el poder. Sus maniobras, sin embargo, solo
lograron acelerar su caída (1.8.1859); el establecimiento de un efímero
Gobierno provisional federalista que dura menos de 24 horas y después del
episodio de La Sampablera (2.8.1859) es reemplazado por un nuevo Gobierno de
tendencia conservadora. Sin embargo, dentro del propio Partido Conservador, se
enfrentan 2 tendencias: la de los «constitucionalistas» o «legalistas», voceros
de un Gobierno civilista y que apoyan a Manuel Felipe de Tovar y Pedro Gual; y
la de los «dictatoriales», encabezados por Pedro José Rojas, quienes promueven
la figura de José Antonio Páez como única salida para restablecer la paz. El
segundo regreso de Páez a Venezuela, en marzo de 1861, sirve para agudizar
estas tensiones que resultan en el derrocamiento del presidente Pedro Gual
(29.8. 1861) y la proclamación de una dictadura, encabezada por Páez, pero
dirigida, en realidad, por Pedro José Rojas. Con la instauración de este
gobierno dictatorial, el partido conservador quedó formando agrupaciones sin
dirección y sin programa específico; y es dentro de este contexto que debe
entenderse el documento redactado y firmado por representantes de la burguesía
comercial caraqueña (el sector civilista del conservadurismo), quienes,
dirigiéndose a la Cancillería británica -a través de la misión diplomática
inglesa en Caracas- imploraban la intervención de Inglaterra, a cambio de la
oferta de «desprenderse del territorio de la Guayana y negociarlo con la Gran
Bretaña, pagando con él la deuda extranjera contraída con súbditos ingleses, y
además la deuda externa de la República» (22.11.1861). Se trataba, en ese
sentido, de pedir una intervención, tanto contra los insurgentes federalistas
como contra el Gobierno paecista que había iniciado, para esa fecha, unas
conversaciones con Falcón en busca de un entendimiento político. Estas
conversaciones, llevadas a cabo en la sabana de Carabobo (diciembre 1861), no
lograron resultado favorable, prolongándose la lucha hasta las negociaciones
del Tratado de Coche, en abril de 1863.
En el plano militar, la Guerra Federal fue,
esencialmente, una guerra de guerrillas. Fue, también, en sus inicios por lo
menos, la primera contienda armada en que se utilizó la recién instalada red
del telégrafo eléctrico como medio de información; pero, al poco tiempo, la
destrucción de los cables y de las estaciones telegráficas paralizaría este
servicio. Solo durante el primer año (febrero 1859-febrero 1860), se puede
hablar de una unidad de mando en el seno del Ejército federalista, en el
desempeño de la cual Ezequiel Zamora, hasta su muerte inesperada en San Carlos
(10.1.1860), demuestra unas destacadas cualidades como estratega. Tres grandes
batallas constituyen hitos de excepción en el desarrollo de los combates: la de
Santa Inés (10.12.1859) en que Zamora, al mando de 3.400 hombres, derrota al
Ejército del Gobierno, fuerte de 2.300 hombres, bajo el mando del general Pedro
Ramos, con un saldo de 1.200 bajas entre ambos bandos aproximadamente; la de
Coplé (17.2.1860), en que las fuerzas gubernamentales del
general León de Febres Cordero derrotan al Ejército federalista de 4.500
hombres, bajo el mando del propio Falcón; y la batalla de Buchivacoa
(26-27.12.1862), en que los generales federalistas Manuel Ezequiel Bruzual y
José González, al mando de unos 3.000 hombres, derrotaron a los 2.500 soldados
del general Facundo Camero. Pero, en realidad, fue la batalla de Coplé la que
decidiría el curso general de la guerra. Después de la derrota sufrida, Falcón
resuelve dispersar su ejército y, prácticamente hasta la negociación final,
salvo en la batalla de Buchivacoa antes mencionada, el resto de los encuentros
armados no involucró, en promedio, a más de 300 combatientes en uno y otro
bando. Según los datos compilados por Manuel Landaeta Rosales, entre 1859 y
1863, se libraron 2.467 acciones guerrilleras y 327 «batallas» que conforman el
marco de referencia para la cronología militar de la Guerra Federal. El saldo
en vidas de la contienda no se ha podido determinar con precisión: las
estimaciones varían entre 150.000 y 200.000 muertos (sobre una población total
de aproximadamente 1.800.000 habs., o sea entre un 8% y un 11% de la población
del país), aunque es necesario señalar que la malaria y las disenterías
cobraron probablemente un número mucho mayor de víctimas que los combates
propiamente dichos. Desde un punto de vista demográfico, además de la pérdida
en vidas humanas, la Guerra Federal generó un importante proceso de movimiento
de poblaciones, tanto por los combatientes que desplazó dentro de los teatros
de operaciones guerrilleras, como por las migraciones que suscitó,
particularmente desde los llanos de Barinas y Portuguesa hasta la zona andina.
Pero es desde un punto de vista social que la Guerra
Larga ofrece mayor complejidad en cuanto a un intento de interpretación. Como
lo señala Federico Brito Figueroa: «En la Guerra Federal, la dirección política
[de la insurrección], especialmente después de la muerte de Ezequiel Zamora, la
desempeñan los terratenientes, capas sociales de la pequeña burguesía urbana y
caudillos militares ideológicamente aburguesados, oprimidos pero no explotados
por el orden político dominante». Este hecho ayuda a entender el desfase,
particularmente durante los inicios de la contienda, entre los manifiestos que
justifican la rebelión y la reacción popular que suscitan. El programa del
propio Zamora era de naturaleza esencialmente intelectual, primordialmente
político y más bien moderado que radical: exigía la abolición de la pena de
muerte, la prohibición perpetua de la esclavitud y el sufragio universal
combinado con el principio alternativo de gobierno. Pero, el «Grito de la
Federación» traía consigo nuevamente la irrupción violenta en el escenario
venezolano de las masas llaneras. Al igual que en 1813-1814, con las huestes de
José Tomás Boves, el ansia igualitaria de la «sociedad llanera» se enfrenta a
la «sociedad jerárquica» que de hecho han mantenido las instituciones
republicanas del país. Más que una «insurrección campesina», en el sentido
europeo de la palabra, la Guerra Federal presenció un renovado intento de
fusión entre 2 realidades sociales y raciales -blancos contra razas mezcladas-
de la Venezuela agraria. Por ello, el período de 1859 a 1860, cuando la
insurrección se concentra y cobra fuerza en los llanos apureños, portugueseños
y barineses, es visto como el año de la gran amenaza, de la grande peur. De allí la
insistencia de muchos autores en destacar los aspectos de «barbarie» que
caracterizaron muchos episodios de la contienda. Pero ya muerto Zamora y
dispersado el Ejército federalista después de Coplé, el impacto social del
movimiento se atomiza. Las tropas federales, armadas de formularios en blanco,
firmados por Falcón o por otros jefes, otorgaban ascensos y títulos militares a
lo largo y ancho del país. Como señala José Gil Fortoul: «había coroneles y
capitanes analfabetos, y antiguos esclavos convertidos en generales; ellos no
sabían leer ni escribir, pero todos tenían licencia para saquear, destruir y
matar». Sin embargo, en términos de sus consecuencias, la Guerra Federal no
modificó las estructuras de una sociedad agraria tradicional. La solución
conciliatoria adoptada con la firma del Tratado de Coche, en abril de 1863,
consagró el triunfo nominal de la Federación, aunque en la práctica este
principio político nunca pasó de ser una ficción. Falcón distribuyó
liberalmente los frutos de la victoria entre él mismo y sus compañeros más
allegados. Se le atribuye en ese sentido al general federalista José Loreto
Arismendi la cínica o desencantada declaración: «luchamos cinco años para
sustituir Ladrones por Ladrones, Tiranos por Tiranos». Al lado del «blancaje»
que seguía en la cúspide del poder político y económico, comenzaron a figurar
apellidos de «origen oscuro», surgidos de la lucha. Pero, dentro de la realidad
histórica concreta de la Venezuela de mediados del siglo XIX, el fundamento
material de una sociedad oligárquica continuaba intacto. «Crisol de la igualdad
social», «insurrección campesina», «guerra revolucionaria», «guerra racial»,
han sido algunos de los calificativos con los cuales se ha intentado
caracterizar la Guerra de los Cinco Años. El debate en torno al federalismo
nunca pasó de ser un intercambio ideológico entre las élites políticas del
país. Quizás, entonces, deba buscarse el significado más profundo de la Guerra
Federal en el proceso integrador que representó para 2 sociedades venezolanas
antagónicas y en pugna…..”.
También puede verse:
(https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/t/tratado-de-coche/, por Elías Pino Iturrieta);
https://www.monografias.com/trabajos12/guefed/guefed.shtml, enviado por barbozaelizabeth);
(https://www.redalyc.org/pdf/622/62223471007.pdf, por Félix Roque Rivero);
(https://www.youtube.com/watch?v=Y-gbPjP8AHk); Andrés Torres
México: La guerra de reformas
“….Se considera que la Guerra de Reforma o de los Tres Años,
inició a partir del 17 de diciembre de 1857, con la promulgación del Plan de
Tacubaya, hasta el 1/o. de enero de 1861, con la entrada a la Ciudad de México
del General Jesús González Ortega, este conflicto se libró entre los grupos
conservador y liberal, los primeros buscaban la permanencia del estado de cosas
de la Colonia, en tanto favoreciera sus privilegios y que la economía primero
se consolidara al interior del país; por su parte, los liberales buscaban la
transformación social hacía una estructura política moderna, con énfasis en el
mercado externo…..
También
puede verse:
(https://www.despertaferro-ediciones.com/2019/la-guerra-de-reforma-de-mexico-1858-1861/, Ismael López
Domínguez);
(https://inehrm.gob.mx/recursos/Libros/Guerra_de_Reforma.pdf);
(https://www.loc.gov/exhibits/mexican-revolution-and-the-united-states/independence-sp.html);
(http://www.diputados.gob.mx/sedia/biblio/virtual/bicentena/doc_hist_inde/04_BB_liber_cons_mod.pdf);
(https://www.youtube.com/watch?v=QF_5LlrY4l0, 3museosNL);
(https://www.youtube.com/watch?v=m_N_hGLK5Po, Krismar Educación);
(https://www.youtube.com/watch?v=fe2w1wYCclU, Historia del Punto).
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