Thursday, March 12, 2020

Temas y personajes (29) en “El espejo enterrado” de Carlos Fuentes: Desde la cultura Tlatilco hasta el regreso de Quetzalcóatl, por Javier J. Jaspe


En pocas palabras. Javier J. Jaspe
Washington D.C.   

La serie que continuamos hoy ha sido inspirada por un importante libro del renombrado autor mexicano, Carlos Fuentes, fallecido en 2012, considerado por muchos como una obra capital para el conocimiento de la historia y cultura latinoamericanas. Me refiero a El espejo enterrado, con el cual Fuentes aporta su luminosa y aleccionadora visión de los primeros 500 años transcurridos desde el  descubrimiento de América por Cristobal Colón en 1492. Esta obra fue publicada en su primera edición en México en 1998 y la que utilizamos corresponde a la décimacuarta reimpresión (Taurus bolsillo), junio 2005, 590 páginas.

El objetivo de la serie no es realizar un análisis de este libro, sino el de aportar breves textos adicionales encontrados en Intenet, sobre temas y personajes mencionados en el mismo, en las páginas que se indican entre paréntesis al lado de cada tema o personaje. Otros temas y personajes podrán agregarse, caso en el cual se mencionará al lado: (jjj). Los textos de Internet se transcriben en itálicas, en español o inglés, según sea el caso, con indicación de su fuente. Este vigésimo noveno artículo se refiere a temas y personajes que van desde la cultura Tlatilco hasta el regreso de Quetzalcóatl. Veamos:

Cultura Tlatilco (148) – Se conoce como Cultura Tlatilco a una comunidad aldeana, alfarera y agrícola del México antiguo que tuvo su desarrollo durante el periodo Formativo en el Altiplano Central. Los principales asentamientos se localizan en el estado de Morelos y en el interior de la Cuenca de México en donde se encontraba el núcleo habitacional de mayor tamaño. Numerosos son los elementos arqueológicos que caracterizan a la Cultura Tlatilco, como son la considerable cantidad de sepulturas humanas exhumadas y los caprichosos botellones fabricados con terracota; sin embargo, el rasgo material más distintivo son las figurillas de terracota conocidas con el nombre de "mujeres bonitas" hábilmente ejecutadas desde el Preclásico Inferior y que parecen representar el ideal estético femenino de la época…..El primer conocimiento formal de lo que posteriormente se conocería como la Cultura Tlatilco se produjo en el año de 1936 por el azaroso hallazgo de un numeroso conjunto de enterramientos humanos en compañía de varios artículos funerarios durante la explotación de bancos de arcilla en San Luis Tlatilco que fueron aprovechados para la elaboración de tabiques, a raíz de lo cual se empezó a generar un interés por parte de coleccionistas que visitaban el sitio para adquirir las antiguas piezas que proveía el subsuelo y no fue sino hasta 1942 que el artista plástico y amante de la cultura prehispánica Miguel Covarrubias junto con el arqueólogo Hugo Moedano Koer emprenderían la primera temporada de campo de excavaciones arqueológicamente controladas de gran importancia académica (aún cuando los resultados fueron parcialmente publicados varios años después de realizadas estas primeras exploraciones) ya que fue el primer intento serio de ubicar cronológicamente el establecimiento de la gente del preclásico a través de un control estratigráfico. Dada la importancia y el potencial del sitio es que se decidió realizar una segunda intervención de mayor envergadura y duración que la primera; contando con el apoyo institucional y económico de la Viking Fund. Inc. y el antiguo Museo Nacional de Antropología, la segunda temporada comenzó en 1947 concluyendo en 1950 y fue dirigida de igual manera por Miguel Covarrubias con el apoyo de Daniel F. Rubín de la Borbolla y varios estudiantes de que posteriormente serían nombres muy célebres en la historia de la antropología mexicana: Román Piña Chán, Arturo Romano Pacheco, Luis Aveleyra Arroyo de Anda, Alfonso Medellín Zenil, Johanna Faulhaber y Muriel Noé Porter entre otros.[3] Durante las excavaciones mediante sistemas de pozos y calas se exhumaron más de 200 entierros y algunas formaciones troncocónicas, cerámica funeraria y una buena cantidad de objetos diversos que, junto con los materiales obtenidos en una tercera temporada de campo coordinada por Román Piña Chán en 1955, dieron como resultado una serie de publicaciones especializadas sobre el tema que aún son lectura obligada para el interesado. Los últimos trabajos en la aldea nuclear serían realizados por un equipo canadiense bajo la supervisión del estudioso Paul Tolstoy de la Universidad de Montréal tanto en la zona del valle como en Loma de Atoto en 1963 y 1965 respectivamente, lo que dio como resultado una nueva propuesta cronológica del sitio en base a la distribución estratigráfica de la cerámica[4] y, finalmente, la intervención más prolongada que se llevó a cabo a partir de 1962 hasta 1969 conducida por el antropólogo físico Arturo Romano Pacheco con apoyo del INAH y de la Escuela Nacional de Antropología e Historia utilizándose el mismo sistema de calas y trincheras de las temporadas pasadas e implementándose el sistema de retícula cartesiana el último año de excavaciones.[5] Las 214 sepulturas recuperadas y los materiales arqueológicos hallados en toda la zona intervenida dieron un segundo auge en la investigación osteológica y arqueológica que derivó en otro importante acervo literario…..” (http://enciclopedia.us.es/index.php/Cultura_Tlatilco). También puede verse: (https://sites.google.com/site/historiadelartemexicano/tlatilco); (https://arqueologiamexicana.mx/tlatilco); (https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/el-chaman-de-tlatilco, por Daniel Díaz); (https://www.historiadelarte.us/mexico/tlatilco/); (https://www.artehistoria.com/en/node/21537); (https://www.youtube.com/watch?v=Hk0ox8u5GbU); (https://www.khanacademy.org/humanities/ap-art-history/global-prehistory-ap/paleolithic-mesolithic-neolithic/v/tlatilco-figurines).

Moisés (150) – ¿Qué imagen de Moisés le viene a la mente cuando oye su nombre?  El bebé a quien su madre colocó en una canasta y dejó en el río Nilo.  El joven que fue criado rodeado de lujos por la hija del faraón de Egipto pero nunca olvidó que era israelita.  El hombre que fue pastor en Madián por cuarenta años.  El hombre que conversó con Jehová * frente a una zarza ardiente.  El hombre que hizo frente al rey de Egipto y le exigió que liberara a los israelitas de la esclavitud.  El hombre que anunció al desafiante faraón las diez plagas.  El hombre que dirigió a los israelitas en su gran éxodo de Egipto.  El hombre a quien Dios usó para dividir las aguas del mar Rojo.  El hombre que entregó a los israelitas los Diez Mandamientos en nombre de Dios. MOISÉS tuvo todas esas vivencias y más. No es de extrañar que este hombre fiel sea tan respetado por cristianos, judíos y musulmanes. Sin lugar a dudas, Moisés fue un profeta que realizó actos imponentes (Deuteronomio 34:10-12). Pero aunque Dios lo utilizó de esa manera, no era más que un simple ser humano. Era un “hombre de sentimientos semejantes a los nuestros”, tal como el profeta Elías, quien apareció junto a él en una visión que tuvo lugar en los días de Jesús (Santiago 5:17; Mateo 17:1-9). Moisés pasó por muchos de los problemas que afrontamos hoy, y los superó con éxito….”

Bernardino de Sahagún (150) – “….Entre los evangelizadores de América de la primera hora no encontramos sólo a doctrineros, organizadores de diócesis, defensores de los indígenas, sino también a misioneros que se dedicaron a la dura tarea de estudiar a fondo y de una manera sistemática el idioma, las costumbres y todo lo que hoy llamamos la cultura de un pueblo. Entre éstos destaca Bernardino de Ribera, franciscano español, nacido entre 1498 y 1500 en el pueblo leonés de Sahagún, que él hizo famoso agregándolo a su nombre después de la profesión religiosa. Estudió en la universidad de Salamanca y en 1524 se ordenó de sacerdote. Cinco años más tarde, junto con otros frailes se embarcó, en un viaje sin retorno, para México, donde murió nonagenario en 1590. Aprendió a la perfección el náhuatl, el idioma de mayor difusión entre los indígenas. Sin dejar de ejercer su ministerio sacerdotal, atendió también a otros encargos en la capital y en otros conventos; pero su tarea principal fue la enseñanza y la investigación. Durante unos cuarenta años fue profesor y, por temporadas, rector del Imperial Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco para la formación de indios y del clero local. Desde 1540 se consagró con inteligencia, método y tenacidad a la gran obra de su vida: el estudio de las cosas del México precortesiano, llegando a escribir, entre 1547 y 1577, la Historia general de las cosas de Nueva España. Con la consulta permanente de ancianos respetables, de sus alumnos trilingües (náhuatl, castellano y latín) y de escribanos, logra recopilar y describir todo lo que se refiere a la vida de los antiguos mexicanos: creencias religiosas, cultos, ritos, historia, calendario, vida familiar, fiestas, labores agrícolas, trabajos manuales, etc. Algunos mexicanos no dudan en considerarlo como «el libro de México para regalo de la cultura universal». Los etnólogos lo consideran la mejor fuente para la antigüedad mexicana. La obra consta de 12 libros y está dispuesta en tres columnas paralelas: para el español, para el náhuatl y para las notas, fuentes y comentarios y su importancia en el campo antropológico, lingüístico y literario, y es reconocida de todos. El etnólogo Miguel Acosta Saignes afirma: «Sahagún fue un genial precursor de la etnografía... Con irreprochable método que siglos más tarde habría de hacer suyo la etnografía, Sahagún preparó una sinopsis de la obra que se proponía, para recoger, conforme a ella, el material necesario. Consultó informantes, a quienes consideró absolutamente idóneos, y sometió el material recogido y elaborado a sucesivos mejoramientos hasta cuando, ya cernido, consideró suficiente su empeño. Deseoso de no faltar a la verdad y para que cada quien pudiese en el futuro juzgar sobre su atingencia, anotó las circunstancias en las cuales recogió informes, los nombres y conocimientos de quienes con él trabajaron y los repasos a los cuales hubo de someter la Historia». Fray Bernardino, con el apoyo del Motolinía y de otros superiores -aunque algunos se opusieron, logrando detener por algunos años el avance de la obra-, pensaba en un manual para la formación de los misioneros. En cuanto al idioma náhuatl, escribe en el prólogo del libro primero: «Es para redimir mil canas, porque con harto menos trabajo de lo que aquí me cuesta, podrán los que quisieren, saber en poco tiempo muchas de sus antiguallas y todo el lenguaje de esta gente mexicana». En sí misma, la Historia general de este ilustre misionero es también una respuesta a la mentalidad de esos conquistadores y eclesiásticos que fueron partidarios del método de la tábula rasa en todo lo que se refería a las creencias religiosas de los indios. Sus opositores lograron incluso tener una real cédula de Felipe II, con fecha 22 de abril de 1577, prohibiendo la publicación y difusión de los manuscritos de fray Bernardino. Su Historia general quedó inédita hasta 1829-1830 en que se publicó en México el texto castellano. Muchos otros escritos suyos, tanto en castellano como en náhuatl, siguen inéditos o se perdieron. Pero la sola Historia general es suficiente para que fray Bernardino de Sahagún permanezca como obligado punto de referencia para el conocimiento del México antiguo y moderno. Romeo Ballán, Comboniano, Bernardino de Sahagún: precursor de la etnografía, en R. Ballán, Misioneros de la primera hora. Grandes evangelizadores del Nuevo Mundo. Lima 1991, pp.260-263.” (http://www.franciscanos.org/enciclopedia/bsahagun.html). También puede verse: (https://www.mexicodesconocido.com.mx/fray-bernardino-de-sahagun.html); (https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/bernardino-de-sahagun-pionero-de-la-antropologia); (https://www.lifeder.com/fray-bernardino-sahagun/); (http://www.unesco.org/new/es/communication-and-information/memory-of-the-world/register/full-list-of-registered-heritage/registered-heritage-page-9/the-work-of-fray-bernardino-de-sahagun-1499-1590/). (https://www.persee.fr/doc/carav_0008-0152_1974_num_23_1_1947).

Tezcatlipoca (150) – Tezcatlipoca, "El espejo que humea" -que llevaba puesto el espejo en lugar de un pie-- era el dios supremo, el que estaba en todas par tes, el que regalaba bienes y luego los quitaba. También traía dificultades. problemas, enfennedades. Era positivo y negativo, caprichoso y voluble. Dice Sahagún (1969, 1: 44) de Tezcatlipoca: ... era tenido por verdadero dios, e invisible, el cual andaba en todo lugar, en el cielo, en la tierra y en el infierno; y tenían que cuando andaba en la tierra movía guerras,. enemistades y discordias, de donde resultaban muchas fatigas y desasosiegos. Decían que él mismo incitaba a unos contra otros para que tuviesen guerras y por esto le llamaban Necoe Yáotl, que quiere decir sembrador de discordias de ambas partes; y decían él sólo ser el que entendía en el regimiento del mundo, y que él solo daba las prosperidades y riquezas, y que él solo las quitaba cuando se le antojaba; daba riquezas, prosperidades y fama, y fortaleza y señoríos, y dignidades y honras, y las quitaba cuando se le antojaba, por eso le temían y reverenciaban, porque tenían que en su mano estaba el levantar y abatir, de la honra que se le hacía. El carácter .tan complejo y conflictivo de Tezcatlipoca se ve por sus diferentes nombres y atributos. Casi todos los cronistas coloniales lo rr:encionan y Sahagún habla del dios en varios libros de su obra. Sólo en el Libro VI del Códice Florentino (la Historia General de las Cosas de Nueva España) (1969a), encontramos 360 nombres o maneras de dirigirse a Tezcatlipoca (a veces el nombre se repite en diferente contexto). ….. (http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn19/304.pdf, por Dorys Heyden)….. Dios patrono de guerreros y príncipes, dios del frío que representa el cielo nocturno. Es un dios providencial que tiene el don de la ubicuidad. Su atributo principal es el espejo que humea; su disfraz es el tigre y su emblema un cuchillo de obsidiana, que representa el viento negro. A la vez creador y a la vez destructor. Dios de la pureza y el pecado. Inventor del fuego, patrón de los príncipes. Su nombre se traduce como espejo humeante, porque su ídolo estaba pintado con un tizne de reflejos metálicos, conocido como tezcapoctli, humo espejante. Esta idea de espejo de imagen brumosa e inestable, así como su relación con las actividades profanas, sugieren que Tezcatlipoca es un símbolo de la humanidad, un reflejo de nuestro mundo imperfecto. Su hermano es Quetzalcoatl…..” (https://pueblosoriginarios.com/meso/valle/azteca/dioses/tezcatlipoca.html).   

Ce Ácatl (151) – El quinto signo se llama ce ácatl. De este signo se dice que todo es mal afortunado. […] Cuando comenzaba a reinar este signo, los señores y principales hacían ofrendas en la casa de Quetzalcóatl, que se llamaba calmécac, donde estaba la estatua de Quetzalcóatl, a la cual estos días componían con ricos ornamentos, y delante dél ponían flores y cañas de humo y encienso, y comida y bebida. Decían que éste era le signo de Quetzalcóatl. Y decían que los que en él nacían, ahora fuesen nobles, ahora fuesen populares, siempre vivían desventurados, y todas sus cosas les llevaba el aire. Desta misma manera decían de las mujeres que nacían en este signo. Y para remediar el mal de los que nacían en estos días, los adivinos que entendían en esta arte, mandaban que fuesen baptizados en la séptima casa deste signo, que se llama chiconquiáhuitl. Baptizándose en esta casa decían que se remediaba el mal del día en que habían nacido, y cobraban la buena fortuna porque decían que esta casa chiconquiáhuitl era casa clemente, y los que nacían en esta casa luego los baptizaban el mismo día. […] Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España… A otro signo que era el de la caña a la cual llamaban acatl este signo tenían por indiferente aunque las propiedades que la aplicaban no eran muy buenas porque decían del que en él nacía que así como la caña es hueca de dentro y sin corazon que así los que en este signo nacían eran hombres descorazonados inhábiles de poco juicio huecos para poco y aunque tuviesen hacienda y bienes amigos de predicar pobreza de mendigar eran golosos glotones amigos de ociosidad y de estarse todo el día en cueros al Sol. Fray Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España(https://arqueologiamexicana.mx/calendario-mexica/trecena-ce-acatl-1-cana). También puede verse: (https://www.samaelgnosis.net/calendario_azteca/13_acatl_cana.html).

Partida de Quetzalcóatl hacia el oriente (151) – “….De acuerdo con la historia, Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl fue gobernante de la antigua ciudad de Tolan (Tula) y la llevó a su período de mayor auge, tanto cultural como económicamente. De hecho, “Los anales de Cuautitlan” nos relatan su obra: “Y en su tiempo descubrió él además muy grandes riquezas, jades, turquesas genuinas, el metal precioso, amarillo y blanco, el coral y los caracoles, las plumas de quetzal y del ave turquesa, las de las aves rojas y amarillas, las de tzinitzan y del ayocuan. También descubrió él toda suerte de cacao, toda suerte de algodón. Muy grande artista era el tolteca en todas sus creaciones…”. Como te puedes dar cuenta, se le tenía por un maestro muy sabio, que enseñó a la gente de aquel entonces las artes y los oficios que desempeñaron. Pero como en toda historia siempre hay alguien que envidia al héroe y que desea verlo caer, en este caso fue su hermano Tezcatlipoca quien, junto a otros sacerdotes, conspiraron en contra de Ce Acatl. Esta situación se encuentra también descrita en “Los anales de Cuautitlan”, así como en la “Historia General de las cosas de la Nueva España”, donde se cuenta que Tezcatlipoca llevó a su hermano un espejo para mostrarle su imagen. Ce Acatl, al verse, pudo apreciar su imagen y se sintió compadecido de sí mismo por su semblante cansado y exclamó: “Si me ven las gentes del pueblo mío, ¿no habrán de correr?”. La sorpresa al verse a sí mismo fue tan abrumadora que los cómplices de Tezcatlipoca le ofrecieron pulque, con la promesa de hacerle olvidar sus penas. Quetzalcóatl pidió la compañía de su hermana Quetzalpetlatl, que se encontraba haciendo penitencia en el cerro de los nonohualcas. La invitó a deleitarse con el pulque y, ya que ambos perdieron todo pudor a causa de la afrodisíaca bebida, se dice que mantuvieron relaciones sexuales. Al despertar, y después de la interesante noche, Ce Acatl tomó conciencia de lo que acababa de suceder y se sintió indigno de su pueblo y de la imagen que tenían de él. Por ello decidió irse para meditar y para encontrar una vez más su centro. Así emprendió su camino hacia el oriente, al Tlilan Tlapalan….” (https://matadornetwork.com/es/partida-de-quetzalcoatl/). También puede verse: (http://neomexicanismos.com/mexico-prehispanico/leyenda-de-quetzalcoatl-biografia-serpiente-emplumada-maya-azteca-mito/); (https://www.mexicodesconocido.com.mx/quetzalcoatl-en-la-historia-y-en-la-leyendas.html).

El regreso de Quetzalcóatl (151) – “….El retorno: mito o realidad - Mucho se ha especulado sobre un supuesto o real retorno de Quetzalcóatl, confundido con Hernán Cortés. Es cierto que esto ha sido puesto más de una vez en duda. El historiador austriaco Víctor Frankl lo niega rotundamente. Aquí aduciré varios testimonios dejando que el lector juzgue por sí mismo. En uno se describe la grande expectativa que se suscitó entre los mexicas cuando llegaron noticias a Tenochtitlan de la aparición por la orilla del mar de hombres blancos y barbados. Según el Códice Florentino, cuando Motecuhzoma se enteró de la llegada de esos forasteros, en el año 1 caña, "reaccionó como si pensara que el recién llegado era nuestro príncipe Quetzalcóatl" (Códice Florentino, Xll, f. 5v). Consecuencia de ello fue que, al despachar mensajeros a su encuentro, encabezados por el sacerdote de Yohualichan, les ordenara: “Dicen que otra vez ha salido a la tierra el Señor Nuestro. Id a su encuentro[...] He aquí con lo que habéis de llegar al Señor Nuestro: este es el tesoro de Quetzalcóatl" (Códice Florentino, XII, f. 6r). Enseguida se enumeran los atavíos y tesoros que habían de entregársele, todos relacionados con Quetzalcóatl.….” (https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/el-retorno-de-quetzalcoatl). También puede verse: (https://www.youtube.com/watch?v=-Jlp8Htax-4); (https://www.youtube.com/watch?v=FBOHW0KsVA0); (https://pueblosoriginarios.com/meso/valle/azteca/regreso.html); (https://www.mexicodesconocido.com.mx/el-mito-del-regreso-de-quetzalcoatl.html); http://www.gaceta.unam.mx/hernan-cortes-y-el-regreso-de-quetzalcoatl/, por Farrah de la Cruz y Myriam Nuñez); (https://masdemx.com/2016/03/las-ocho-profecias-predijeron-la-caida-del-imperio-azteca/); (https://www.youtube.com/watch?v=XZJ5zKn3DTw).

Apéndice
BERNARDINO DE SAHAGÚN. PIONERO DE LA ANTROPOLOGÍA
Por: Miguel León-Portilla

“Es verdad que Sahagún inquirió motivado por su celo religioso. Diseñó así un método de investigación para conocer las cosas naturales, humanas, y sobre todo las que consideró execrables idolatrías. Pero también es cierto que llegó a admirar a tal grado la cultura indígena que, al transcribir las oraciones a Tezcatlipoca, afirmó que en ellas “se ponen muchas delicadeces en sentencia y en lenguaje”. Y al presentar los consejos del padre y de la madre a su hija, dijo que “más aprovecharían estas dos pláticas dichas en el púlpito, que muchos sermones, a los mozos y mozas”. Vida larga, con muchos trabajos y frutos, fue la de Bernardino de Sahagún. De sus más de 90 años (1499 a 1590), el primer tercio lo pasó en su tierra natal, España, y cerca de 60 estuvo luego en México, su patria de adopción. Bernardino, al hacerse franciscano, tomó el nombre del lugar donde nació, la villa de Sahagún en el reino de León. Sus barrios de la judería y la morería; varias iglesias, excelentes muestras del arte mudéjar, y lo que se conserva del monasterio benedictino de los santos Facundo y Metodio, dejan ver la importancia que, en lo religioso, lo económico y aun lo político, alcanzó dicha villa. Sobre la infancia y temprana juventud de Bernardino sólo pueden hacerse inferencias. Es probable que tratara a algunos franciscanos del convento que existía en su pueblo, conocido como de “La Peregrina” en razón del transitar de quienes iban con rumbo a Santiago de Compostela. También pudo acercarse a algunos benedictinos, entre ellos a fray Alonso Ruiz, que por ese tiempo preparaba una obra, espléndida aportación del renacimiento español: el Index locupletissimus in Aristotelis stagiritae opera, es decir, un monumental índice analítico acerca de las obras de Aristóteles, cuyos dos volúmenes publicó la imprenta del monasterio en 1540. Algunos recursos debieron de tener los padres de Bernardino ya que lo enviaron a estudiar en la Universidad de Salamanca. Allí estuvo durante los años de 1520 y siguientes. Es probable que entre sus maestros se hayan contado juristas tan notables como Francisco de Vitoria, o quien poco después pasó a la Universidad de México, Alonso de la Veracruz. Sin abandonar sus estudios, ingresó en la orden franciscana. Debió de adentrarse entonces en el conocimiento de la historia, tanto la clásica como la de España, y asimismo en el del derecho canónico, la filosofía y la teología escolásticas. Por ese tiempo Bernardino fue testigo de las grandes alteraciones que se dejaron sentir en España a causa de la rebelión de las comunidades de Castilla. El joven soberano coronado en 1520 como emperador Carlos V era sólo un año menor que Bernardino. Su agitada vida, sin embargo, sería mucho más corta que la del fraile, ya que murió en 1558. El viaje a México - A fines de agosto de 1529, en San Lúcar de Barrameda algunos galeones se aprestaban a zarpar con rumbo a las llamadas Indias Occidentales. Una veintena de franciscanos, encabezados por Antonio de Ciudad Rodrigo, y algunos nobles nahuas llevados un año antes a España por Hernán Cortés y que ahora regresaban, se embarcaban entonces provocando la curiosidad de los andaluces. Si damos crédito a lo que escribió después el cronista franciscano Jerónimo de Mendieta, la curiosidad debió de embargar de modo especial a las andaluzas que contemplaban a Bernardino, “varón de muy buen presencia y rostro, por lo cual, cuando mozo, lo escondían los religiosos ancianos de la vista común de las mujeres”. Fray Bernardino, entonces de cerca de 30 años de edad, justo en la plenitud de su vida y vigor, estaba a  punto de cambiar por entero el destino de su vida. Llegado a México, inició su labor de evangelizador entre los nahuas de Xochimilco, Tlalmanalco, el valle de Puebla y Santiago Tlatelolco. En este último lugar se abrió en 1536 el que se conoció como Colegio Imperial de Santa Cruz de Tlatelolco. Los maestros fueron fray Andrés de Olmos, fray Juan de Gaona, el propio Bernardino y otros. En el colegio se enseñaba a los jóvenes indígenas gramática española y latina, música, historia sagrada y universal, literatura clásica y filosofía. La presencia de algunos maestros indígenas permitió a los frailes y estudiantes adentrarse en la farmacología tradicional, la historia, el calendario, los antiguos códices y los textos que contenían la sabiduría moral de Mesoamérica. Hacia 1546, al tiempo que la gran cocoliztli o peste azotó la Nueva España, Sahagún, en conversación con algunos ancianos en el colegio, verosímilmente inquirió sobre lo que los nativos hacían en caso de pestilencias como ésa. Los ancianos recitaron entonces una oración de gran dramatismo dirigida a Tezcatlipoca. Con la transcripción de ése y otros textos, conocidos como huehuehtlahtolli, testimonios de la antigua palabra, dio Sahagún principio a sus investigaciones sobre la cultura nahua. Años después, hacia 1554, obtuvo de hombres que  acerca de la misma. Ese relato constituye el núcleo principal de los textos que integran la visión de los vencidos. La magna investigación antropológica -  Refiere Bernardino que en 1558 recibió de su superior la orden de emprender aquello mismo que tanto le interesaba. Debería investigar sobre las que describió como “cosas naturales, humanas y divinas” de los antiguos mexicanos. Para ello se trasladó al pueblo de Tepepulco con varios de sus antiguos discípulos: Antonio Valeriano, Alonso Bejarano, Martín Jacobita y Pedro de San Buenaventura. Llevaba consigo un cuestionario que abarcaba los campos sobre los que buscaba información. Se entrevistó con varios principales indígenas ancianos, que aceptaron informarle por medio de pinturas, es decir, valiéndose de sus libros o códices, que iban comentando delante de él. El franciscano se adaptó así al modo indígena de comunicar sus conocimientos, en forma oral y utilizando sus manuscritos con pinturas y signos glíficos. Quiso proceder como el médico que, para curar al enfermo, debe conocer los males que lo afligen. Los frailes, para devolver la salud a los indígenas, debían identificar su más grave enfermedad, la idolatría con sus ritos, que consideraban en servicio del demonio. Este proceder suyo debe ser visto en el contexto de su época. Con el paso del tiempo Sahagún se interesó directamente, y por ella misma, en la cultura indígena. El filósofo Luis Villoro ha mostrado esto en un trabajo que intituló “Los límites del conocimiento y el aprecio del Otro”. Tanto llegó a estimar Bernardino la cultura indígena, que expresó acerca de algunos de los discursos que transcribió que más aprovecharían a los jóvenes que los sermones predicados por los frailes. Miguel León-Portilla. Miembro de las academias mexicanas de la Historia y de la Lengua, del Colegio Nacional y de la National Academy of Sciences, E.U.A. Autor de numerosas publicaciones y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. León-Portilla, Miguel, “Bernardino de Sahagún. Pionero de la antropología”, Arqueología Mexicana núm. 36, pp. 8-13. Texto completo en la edición impresa.....: http://raices.com.mx/tienda/revistas-fray-bernardino-de-sahagun-AM036

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